¿Un método científico para aprender a leer y escribir?

Las controversias en torno a la “conciencia fonológica” y un retorno a la manera tradicional de aprender plantean renovados debates en Argentina.

Material para trabajar la conciencia fonológica
Material didáctico para trabajar la conciencia fonológica. Créditos: Fundación Asnimo

Por María Harmitton Oliveto*

Las clases comenzaron y los cambios en el sistema educativo respecto a la enseñanza de la lectoescritura en la Ciudad de Buenos Aires han generado una oleada de controversias. Dirigentes políticos, docentes, psicólogos, entre otros, se manifestaron a favor y en contra. Pero, ¿qué dice la ciencia? ¿Hay evidencia sobre cómo mejorar la lectura y la escritura? Algunos especialistas explican el impacto de los distintos métodos de enseñanza.

El último censo realizado en 2022 reveló que el 98 por ciento de la población del país sabe leer y escribir. Sin embargo, las pruebas diseñadas para evaluar la calidad de estas habilidades muestran resultados deficientes que indican un crecimiento de lo que se entiende por analfabetismo funcional. Este concepto implica que alguien ha recibido la enseñanza correspondiente, pero es incapaz de utilizar la lectura y escritura de manera eficiente en la vida cotidiana.

Entonces, ¿qué es lo que ocurre? Investigaciones en todo el mundo han explorado cómo la ciencia puede identificar las mejores estrategias para aprender a leer y escribir, con el objetivo de crear puentes y mejorar el acceso a oportunidades.

¡Se necesitan datos!

Las Pruebas Aprender son las evaluaciones diseñadas por el Gobierno nacional para medir los conocimientos y habilidades de los estudiantes en Matemáticas y Lengua. Además, incluyen cuestionarios a docentes y directivos con el fin de relevar datos de contexto y percepciones acerca de los procesos de enseñanza.

La evaluación se realiza por medio de un test de anclaje, que permite medir el conocimiento o las habilidades de una persona de manera justa y precisa. En lugar de hacer siempre el mismo tipo de preguntas, este examen usa diferentes formas para preguntar sobre lo mismo, asegurándose de que todos tengan la misma oportunidad de demostrar lo que saben. Se utilizan métodos matemáticos y estadísticos para garantizar que la evaluación refleje de manera confiable las capacidades reales de cada individuo, avalando que las comparaciones sean válidas y equitativas.

El último informe publicado en 2023 indica una caída respecto al año anterior, tendencia que se atribuye a la pandemia por Covid-19 y las dificultades que implicó que los estudiantes tomaran clases desde su casa en condiciones diversas.

Resultados de las Pruebas Aprender 2023 en Lengua.
Resultados de las Pruebas Aprender 2023 en Lengua. Fuente: Informe de Resultados, Ministerio de Capital Humano y Secretaría de Educación de la Nación.

Si bien, los resultados generales indican que más de un 60 por ciento de los estudiantes demuestran un nivel satisfactorio o avanzado, casi 40 por ciento (6 de cada 10 alumnos) no cumple con las expectativas de acuerdo a su edad, lo que representa un riesgo de perpetuarse en los próximos años. Cuando los estudiantes presentan un nivel bajo, resulta complejo lograr su recuperación si existe una disparidad significativa dentro del curso.

Es por esto que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, luego de 20 años, llevó a cabo la modificación del diseño curricular para priorizar el fortalecimiento de la alfabetización en las escuelas. Estos cambios, a ser implementados en el ciclo lectivo 2025, conllevaron un centenar de comentarios de profesionales manifestándose sobre el tema.

Posteos sobre el tema en la red social X (ex Twitter)
Posteos sobre el tema en la red social X (ex Twitter)

¿Cuál es el problema? El nuevo programa propone la implementación de la conciencia fonológica para la enseñanza de la lectoescritura, un sistema para muchos “antiguo” y para otros superador respecto a los métodos utilizados actualmente en nuestro país.

Ciencia para todo

La conciencia fonológica es la capacidad que poseen los seres humanos de reconocer los sonidos de su lengua y asignárselos a un símbolo determinado (las letras). Lo que propone la nueva currícula es desarrollar esta habilidad de manera explícita.

Múltiples estudios evidencian que el conocimiento del sistema de escritura implica tomar conciencia de los sonidos que forman las palabras para luego asociarlos al alfabeto y así, acceder a las palabras escritas. En el idioma español, cada letra se corresponde con un sonido y con un grafema (la forma que tiene la letra), y su combinación permite la formación de las palabras utilizadas en la comunicación diaria, posibilitando así la lectura y la escritura.

Pero, ¿cómo que esto es ciencia? Sí, la Lingüística es la ciencia que estudia el origen, la evolución, el desarrollo del lenguaje y sus configuraciones cerebrales. El lenguaje es la facultad humana de expresarse y comunicarse, y la lengua es el sistema de comunicación que se utiliza. En este caso, es importante destacar que —excepto que alguna discapacidad lo impida—todas las personas aprenden a hablar en la lengua que su contexto les brinde. Es una capacidad innata. En cambio, la escritura es un sistema desarrollado por los seres humanos, por lo que no forma parte de una condición natural y debe enseñarse.

En Argentina, la psicogénesis constructivista ha sido el método impulsado, hasta el momento, por los profesorados y desde el plan de educación para enseñar a leer y escribir. Esta metodología se basa en un aprendizaje autónomo y progresivo del conocimiento. La idea es que niños y niñas, a través de la información, los estímulos que los rodean y el acompañamiento de los docentes, vayan creando conocimiento a su tiempo. No obstante, tras muchos años de investigación se ha identificado un problema en este enfoque y es que este método requiere de determinados factores para tener éxito (como el contexto socioeconómico de la familia, si sus padres saben leer y escribir, si tiene libros en su casa o solo accede a ellos en la escuela, desde qué edad está escolarizado el niño, etc.) y los sectores más vulnerables de la sociedad quedan afuera.

“Toda mi experiencia docente fue en escuelas privadas de élite de CABA. Familias/estudiantes que tenían bibliotecas en sus casas, que viajaban e interactuaban con diferentes idiomas y que leían bastante por fuera de la escuela. Dar clases era un lujo porque las familias apoyaban y el contexto también. Grupos de 20 chicos promedio, posibilidad de pedir los libros que quisiera. En ese contexto, mis clases constructivistas eran soñadas”, postea en X una docente.

En cambio, tras la realización de pruebas en estudiantes de múltiples edades y en diferentes países, la evidencia demuestra que la conciencia fonológica actúa como una habilidad predictora de resultados. Un estudio evaluó a 271 alumnos, divididos en dos grupos; uno de ellos recibiría entrenamiento en conciencia fonológica, mientras que el otro seguiría el plan curricular oficial. ¿Qué ocurrió? Más del 90 por ciento de los alumnos del grupo experimental mostró mejoras significativas en su habilidad de escritura después de la intervención.

Las investigaciones indican que el problema está en que el enfoque actual se encuentra en la decodificación, o sea, en la comprensión de lo que se lee y no en cómo leer. La propuesta es que, primero que nada, niños y niñas conozcan su lengua, y que luego puedan construir ese sentido.

Incluso, existen algunas propuestas de educación no formal, como la iniciativa dale! y Argentinos por la Educación, que apoyan este tipo de metodología para enseñar a escribir y leer teniendo logrando resultados en solo tres meses.

Estos programas se basan en enfoques estructurados y sistemáticos que priorizan el desarrollo de la conciencia fonológica y la correspondencia entre letras y sonidos. A diferencia del método constructivista tradicional, estas iniciativas incorporan estrategias de instrucción explícita y sistemática, lo que permite acelerar el proceso de aprendizaje y reducir las desigualdades educativas.

La perspectiva docente

La opinión de quienes se dedican a la educación es fundamental para conocer sobre la realidad dentro del aula. La mayoría de los docentes coincide en que la alfabetización no solo implica enseñar a leer y escribir de manera técnica, sino que también abarca el desarrollo de habilidades cognitivas, sociales y emocionales que les permitirán a los niños y las niñas convertirse en comunicadores competentes y críticos en su vida cotidiana. El proceso de alfabetización comienza incluso antes de la edad escolar; cantar, bailar, hablar, jugar, imaginar, conforman un primer acercamiento. Sin este conocimiento y desarrollo del lenguaje es muy difícil que los niños estén listos para aprender a leer y a escribir.

Una vez escolarizados, si bien la currícula propone la enseñanza explícita desde primer grado, en el nivel inicial es cuando se empiezan a integrar otras herramientas para acercar a los chicos a la alfabetización: “En la práctica, integro la lectura de cuentos y libros ilustrados como parte esencial de la rutina diaria. Los niños escuchan historias que no solo les permiten conocer vocabulario nuevo, sino también fomentar su imaginación y comprensión oral. A través de la repetición de frases y palabras, comienzan a asociar los sonidos con los símbolos gráficos, lo que facilita la relación entre el lenguaje oral y escrito”, dice Florencia, maestra de nivel inicial. Y agrega: “Pero los pibes no son iguales, y no aprenden de la misma manera entonces tenés que ir mechando (métodos), el mismo contenido lo tenés que dar de mil maneras distintas. Porque como no hay una sola manera de enseñar, tampoco hay una sola manera de aprender”.

Brenda, docente de educación especial y licenciada en Psicopedagogía, comparte que siempre se debería seguir el método que el diseño curricular establece, pero esto no ocurre en la práctica: “Justamente en este momento estamos atravesando un cambio en el diseño curricular que vuelve a proponer los métodos antiguos de alfabetización. Años anteriores se probó con un método que según algunas teorías actuales no ha funcionado (…). En mi caso, puedo hablar acerca de la experiencia en educación especial, y teniendo en cuenta nuestra población y sus características, fortalezas y debilidades, en la mayoría de los casos el aprendizaje mecánico y repetitivo es el que más funciona, por lo que hemos tenido que adaptar los nuevos métodos y fusionarlos con los antiguos para obtener mejores resultados”, comenta.

Cuando Brenda y Florencia hablan de “métodos antiguos” o “asociar sonidos” se refieren a la conciencia fonológica. Ambas la consideran fundamental para preparar a sus alumnos y sostienen que debe trabajarse desde temprana edad.

La pedagogía de la espera, la cual se enfoca en que cada niño corrija los errores a su tiempo y según su contexto, es señalada por algunas personas como la causa de la situación actual donde los estudiantes llegan a tercer grado y no pueden comprender textos o, incluso, no leen ni escriben de acuerdo a lo esperado. Los cambios propuestos para este nuevo ciclo lectivo, incluyen volver a esos métodos más tradicionales, aunque desde una perspectiva más constructiva, no tan agresiva en la corrección y que fomente el aprendizaje teniendo en cuenta la situación particular de cada estudiante.

El desafío radica en evaluar qué estrategias pueden integrar, potenciar el aprendizaje de la lectoescritura y asegurar una educación más equitativa y accesible para todos los estudiantes. Solo queda esperar y confiar en que esta propuesta esté acompañada de políticas públicas que garanticen los recursos para que los docentes puedan llevar a cabo la tarea de educar.

*Estudiante de la Especialización en Comunicación, Gestión y Producción Cultural de la Ciencia y la Tecnología. Este trabajo fue entregado en el marco del Taller de Periodismo Científico.

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