Se trata de unas formaciones conocidas como “conos astillados”, que se producen por choques a velocidades elevadas. Según estimaciones, el evento tuvo lugar hace 3500 millones de años.

En Australia, tierra de canguros, koalas y surfers, también se halló la evidencia del impacto del meteorito más antiguo de todos. Según los investigadores de la Universidad de Curtin de ese mismo país, este evento habría ocurrido hace 3500 millones de años y es el más antiguo registrado a la fecha. El descubrimiento brinda información sobre el papel de los choques de cuerpos celestes en la formación y el aspecto de la corteza terrestre, así como también la aparición de las primeras formas de vida en la Tierra. Los resultados forman parte de un artículo publicado en la revista Nature Communications al que la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ tuvo acceso.
El terreno que se habita en la Tierra debe su forma a la erosión de los vientos y a la acción de las mareas, entre otros fenómenos. Sin embargo, hay acontecimientos cuya influencia en la corteza terrestre aún está en debate. Tal es el caso de los meteoritos. Básicamente, la duda a resolver es si los impactos antiguos presentan una contribución menor, o bien, pudieron desencadenar eventos que modificaron significativamente la superficie del planeta.
En concreto, los científicos australianos descubrieron conos astillados en una parte del Cratón Pilbara, una formación al oeste de Australia de 200 kilómetros de diámetro. Si bien el cratón fue ampliamente estudiado, los datos recientes hablan de la evidencia inequívoca del impacto de un meteorito a una velocidad muy elevada y esto es lo que brinda información sobre la inusual y elevada antigüedad del hecho.
Al impactar un meteorito y formar un cráter, se puede dar la aparición de una especie de piscina de agua caliente. Esto es una situación inmejorable para el crecimiento de bacterias y otros microorganismos. Según los científicos, como si fuera poco, tal fenómeno podría explicar los comienzos de la vida en este mundo. Por ello, tener datos y analizar los impactos más antiguos puede dar información sobre este tipo de sucesos.
Registrar los impactos antiguos de meteoritos no es tarea fácil. No se sabe con certeza cuántos hubo durante los primeros dos mil millones de años de la historia de la Tierra y los que ocurrieron temprano fueron ocultados, por ejemplo, gracias a la erosión. Si se mira a la Luna, esta presenta un récord de impactos: sobrepasa el millón de cráteres que superan el kilómetro de diámetro. Al parecer, es fruto del bombardeo sufrido en el primer millón de años de la historia de este cuerpo celeste, pero sin el ataque de los vientos y el agua que sí tiene la Tierra. En el mundo que habitan los humanos, de hecho, los impactos más antiguos aún permanecen ocultos.
Las estructuras descubiertas por los investigadores australianos informan sobre el pasado del planeta y son muy difíciles de registrar debido a su fragilidad: no soportan bien el paso del tiempo y pierden su estructura. Los conos astillados que todo este tiempo estuvieron escondidos, lograron protegerse de las inclemencias del tiempo y dieron la oportunidad a los seres humanos de espiar al pasado.