Los microorganismos presentes en el sistema digestivo podrían ser parte de futuros tratamientos. Aunque faltan más ensayos, las primeras pruebas resultaron auspiciosas.

Un grupo de investigadores de diversas instituciones de Canadá e Israel estudió la influencia de la microbiota en el dolor crónico. Al realizar un trasplante de microorganismos del sistema digestivo de pacientes con fibromialgia (una afección común relacionada al dolor) a ratones libres de gérmenes, los animales comenzaron a sentir dolor también. Mas adelante, esos mismos animales fueron tratados mediante otro trasplante de microbiota, esta vez de individuos sanos. Esta segunda transferencia de microorganismos logró que los animales experimentaran alivio. Los resultados fueron publicados en un reciente artículo de la revista Neuron al que la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes tuvo acceso.
El dolor crónico es una enfermedad común y debilitante. Aunque puede desencadenarse por una lesión en los tejidos o alguna enfermedad, también aparece sin patologías que lo expliquen. La afección más común de dolor crónico sin daño tisular es la fibromialgia y afecta al cuatro por ciento de la población mundial, especialmente a las mujeres. Los mecanismos detrás de esta condición son aún desconocidos, por lo que sus opciones de tratamiento también son escasas.
En trabajos previos, los especialistas que llevaron adelante el estudio publicado en Neuron observaron que la composición de la microbiota en personas con fibromialgia era diferente respecto de personas sin ella. De allí surgió la idea de evaluar qué era lo que estos microorganismos causaban en ratones para poder estudiar también otros componentes y esbozar alguna posible terapia. La microbiota de individuos sanos o con dolor crónico se incorporó a los intestinos de los ratones mediante trasplante fecal. Es un procedimiento en el que los microorganismos se extraen de las heces y luego se transfieren. En la actualidad se aplica en seres humanos, en concreto, en pacientes con infecciones bacterianas resistentes a antibióticos. Las vías de administración varían de acuerdo a los requerimientos médicos.
En el estudio se demostró que el trasplante de microbiota de personas con fibromialgia también causó cambios en células y moléculas del sistema inmune. En ratones trasplantados que experimentaban dolor se observó un aumento de linfocitos T activados, células que son parte del ejército que utiliza el cuerpo para combatir enfermedades. Además, se incrementó la concentración de Interleucina 17 o IL-17, una molécula que está implicada en el incremento de inflamación. En conjunto, la microbiota de individuos con dolor crónico favoreció procesos inflamatorios en los ratones. Los mismos se redujeron luego del trasplante fecal de individuos sanos.
Los avances recientes en la comprensión de las funciones clave de la microbiota intestinal en el dolor crónico impulsaron intervenciones como el trasplante, el tratamiento con componentes derivados de la materia fecal o el uso de probióticos. Los investigadores explicaron que estos tratamientos pueden dar respuesta a un problema que afecta a la salud física y emocional ya que un problema que acompaña al dolor crónico es la depresión. En este sentido, se realizó un ensayo en mujeres con fibromialgia a quienes se las sometió a un trasplante de materia fecal de individuos sanos. Aunque se observó una reducción del dolor y una mejora general de la calidad de vida, los científicos resaltan que aún faltan más controles para asegurar la efectividad del tratamiento.
Por desagradable que suene, la materia fecal de personas sanas ayudaría, en un futuro cercano, a calmar el dolor crónico y así dar respuestas a un problema complejo de salud física y emocional.