
En 1810 la Primera Junta, con Manuel Belgrano y Mariano Moreno como los principales impulsores, promovió el estudio de las ciencias exactas y fundó instituciones de enseñanza técnico profesional. Así, con el padre de la bandera a la cabeza, se creó la Academia de Matemáticas. Su objetivo era la enseñanza de la aritmética, el álgebra y la trigonometría, y estaba destinada especialmente a la formación de los jóvenes que se incorporaran al Ejército.
Previamente, en la Escuela Náutica –también fundada por Belgrano y siendo la más antigua de América Latina– ya se dictaban técnicas náuticas y matemáticas aplicadas, como geometría, álgebra y trigonometría, esenciales para la navegación. De allí, egresaron personas como Moreno y Bernardino Rivadavia.

Por otra parte, gracias a las ideas de Moreno, la Primera Junta creó por decreto la Biblioteca Pública de Buenos Aires, antecesora de la Biblioteca Nacional, e hizo que se instalara en las actuales calles de la CABA Moreno y Perú, dentro de la llamada Manzana de las Luces. Esta medida pretendía la difusión del conocimiento científico en la sociedad y la formación de una opinión pública participativa en la vida social y política del nuevo contexto de cara a la independencia americana. “La edición, la traducción, el periodismo y la lectura eran las nuevas bases que el pueblo necesitaba para acuñar su propia identidad”, relata el sitio web de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno.
Hacia la enseñanza universitaria
Luego de un intento frustrado por crear una Facultad Médico-Quirúrgica, el Dr. Cosme Mariano Argerich presentó a la Asamblea del Año XIII el plan de estudios que dio origen al Instituto Médico Militar. Su función principal era proveer más médicos y cirujanos a los ejércitos independentistas; así, profesores y alumnos fueron considerados parte del Cuerpo de Medicina Militar. Los cursos iniciaron en 1815 y, si bien fue suprimido en 1821, el Instituto sentó las bases para la organización de la enseñanza médica universitaria en la naciente Nación.
Este hecho y la circulación de libros científicos gracias a la Biblioteca dieron lugar a la fundación de la Universidad de Buenos Aires en 1821. Allí se propuso formar jóvenes capaces de orientar el desarrollo de las ciencias exactas y naturales para su aplicación a la economía, y el de las ciencias sociales para difundir las ideas de aquellos revolucionarios.

Según el sitio Educ.ar, la Universidad de Córdoba, la más antigua del país y una de las primeras de América, estuvo dedicada exclusivamente a la teología, la filosofía y las leyes, pero no hay registros de que se haya realizado allí actividad científica. Por lo cual la UBA dio los primeros pasos al respecto.
Para lograr su cometido, esta casa de estudios necesitaba personas capacitadas en el exterior que pudieran formar a los ciudadanos locales. Así, llegaron de Europa personalidades del ámbito científico, como Pedro Carta Molina, Octavio Fabricio Mossotti y el argentino Manuel Moreno, hermano de Mariano.