Se trata de los Ungulados Nativos Sudamericanos. El hallazgo indica que se desplazaban en grupos al igual que lo hacen caballos y ciervos actuales. Llegaron a esta conclusión gracias al estudio de las pisadas fosilizadas.

Nueve millones de años atrás los desiertos del noroeste argentino eran recorridos por numerosos animales que no pasaron inadvertidos, al menos no para la ciencia. Un nuevo estudio llevado adelante por investigadoras del Laboratorio de Paleontología de Vertebrados de la Universidad de Buenos Aires revela un comportamiento social gracias al análisis de las huellas fosilizadas. La orientación, forma y distribución sugiere que animales del grupo de Ungulados Nativos Sudamericanos (UNS) se movían en grupo y de manera coordinada. Los resultados obtenidos se publicaron en un artículo de la revista Nature. Al respecto, Rocío Vera, becaria doctoral del Conicet y autora principal del artículo conversó en exclusiva con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes.
La icnología es la rama de la paleontología que estudia huellas y otros rastros fósiles producto de la actividad de los organismos del pasado. Estos restos no corresponden al cuerpo del organismo en sí, sino a lo que hizo mientras estaba vivo. Dos yacimientos de huellas del Mioceno Tardío en Argentina (unos nueve millones de años atrás) preservan más de trescientas huellas fósiles. Se trata de las formaciones Toro Negro en La Rioja y Huayquerías en Mendoza en las que se encuentran evidencias que explican el comportamiento de los Ungulados Sudamericanos extintos.
“En primer lugar, analizamos la superposición de huellas y estructuras sedimentarias en cada superficie. Es decir que estudiamos la relación de corte entre ellas para interpretar qué sucedió primero y qué después”, cuenta Rocío Vera. Esto permitió entender que en Toro Negro hubo sucesivos eventos de deshidratación y rehidratación combinados con el paso de distintos animales (perezosos gigantes, aves pequeñas, maras y armadillos). Una vez que se analizó la cronología de los eventos, las investigadoras vieron que el paso de los animales se daba de forma simultánea y masiva.
En Huayquerías (Mendoza) sucede algo diferente, la superficie donde están las huellas es mucho más extensa: aparece en el cauce de un rio seco y están agrupadas en un sector que sólo aparecen superpuestas por pequeñas grietas de desecación (deshidratación del suelo). “Luego de estudiar estas cronologías, medimos la dirección del movimiento de las huellas. Y en ambos sitios eso nos indica que presentan una dirección de paso simultaneo”, agrega Vera. Con estos elementos, las científicas concluyeron que los animales se movían en grupos coordinados. De esta forma, las huellas fósiles permiten indagar sobre comportamientos ocurridos millones de años atrás.

Los animales en estudio son los Proterotéridos, dentro del orden Litopterna que pertenecen al gran grupo de Ungulados Nativos Sudaméricanos (UNS). “Al igual que el resto de los UNS, los proterotéridos están extintos y no se parecen a nada conocido. Sin embargo, presentan una característica que los destaca: sus patas y manos pisaban con un solo dígito, es decir que eran monodáctilos. Esto es muy similar a lo que ocurre con los caballos y mulas actuales”, aclara Vera. Según la especialista, tenían cuerpos del tamaño de un ciervo pequeño. “Nuestro estudio nos da que pesaban entre diez y veinticinco kilogramos”.
Al respecto de los UNS, Vera explica también que se desarrollaron en un ambiente de aislamiento total de América del Sur, luego de la extinción de los dinosaurios. Este aislamiento estaba dado por la desconexión de las Américas, las cuales se unen mucho más adelante por el istmo de Panamá. Los UNS se originaron como una fauna única de América del Sur y cuando se conectó América del Norte se extinguieron por completo.
¿Dónde están las huellas fósiles?
Al igual que con los huesos, para hallar huellas fósiles se hace un relevamiento de las unidades geológicas de las cuales se sabe la edad estimada, tipos de afloramientos y en qué contexto ambiental se han formado. “Una vez que se elige el sitio que tiene potencial para el hallazgo de fósiles, se organiza una visita”, detalla Vera.
La paleontóloga señala que las huellas fósiles se preservan de forma diferente a los huesos. Es muy extraño encontrarlos juntos ya que se requieren factores ambientales diferentes para cada tipo de preservación. “Por eso cuando vamos a las unidades geológicas de interés no buscamos las huellas en los mismos sedimentos que aparecen los huesos. Lo hacemos en superficies planas con sedimentos de granos finos que se han formado en paleoambientes de playas de lagos o de ríos, ya que son los lugares con mayor potencial”, suma la científica.
El estudio de las pisadas fósiles está en relación directa con las capacidades locomotoras de los animales que las produjeron. “Para analizar las huellas utilizamos la comparación con restos apendiculares (patas) de los animales que sospechamos como posibles productores de las mismas y además contrastamos el peso estimado y otras características corporales”, detalla. En el proceso también se aplican moldes de silicona o yeso tomados en el campo y se realizan modelos tridimensionales para observar mejor los detalles.
Una buena idea
Rocío Vera cuenta cómo surgió la idea de estudiar a las huellas de Toro Negro y Huayquerías: “En 2022 fui a los dos lugares. Aunque me llamó la atención que aparecían de la misma manera en Mendoza y La Rioja, todavía era un capítulo de mi tesis que no había podido aclarar. Era un ejemplo de cuando tenés todo en frente pero no ves nada”, recuerda.
“Un tiempo después, ya sin pensar en este material, estaba de paseo en el Palmar, en Entre Ríos, y me crucé con una manada enorme de ciervos y al día siguiente fui a buscar sus huellas (esa es mi costumbre). Me encontré con el mismo escenario que vi en Mendoza y la Rioja: acumulaciones de huellas hechas por un grupo de animales en el borde del rio. Era una foto de lo que había pasado el día anterior”.
La paleontóloga resalta que las huellas son más que un fósil: son fotografías instantáneas de lo que hacía el animal. Así como los proterotéridos millones de años atrás, la manada de ciervos del Palmar mostró su comportamiento.