La ciencia y los números de las camisetas: ¿cómo el cerebro interpreta el tamaño del cuerpo?

De acuerdo a un estudio, las prendas con números bajos influyen en la percepción de la delgadez de las personas que las ven, en comparación con aquellas que utilizan números altos.

Los números pueden tener un impacto sorprendente en la percepción humana. Crédito: El gráfico.

Nicolás E., un joven talentoso jugador de fútbol, fue seleccionado para unirse a un equipo profesional. Es una emocionante oportunidad para él, pero hay un pequeño detalle que debe decidir: el número de su camiseta. El entrenador del equipo le presenta dos opciones: la camiseta número 7 y la número 54. Ambos números tienen una gran historia en el mundo del fútbol, ​​y Nicolás sabe que la elección correcta puede influir en cómo lo perciben los fanáticos y compañeros de equipo. Pero, además, acaba de leer una investigación científica que asegura que los números bajos tienden a hacer que los jugadores se vean más delgados en la percepción de los espectadores. Esto le hace dudar sobre si debería optar por un número más bajo, aunque esta percepción no esté relacionada con su verdadera habilidad física. Finalmente, después de sopesar todas las opciones, decide pedir el número 19. Le parece que es un número que equilibra la imagen de agilidad y delgadez con la idea de ser un jugador destacado. Además, siente que le gusta el aspecto estilizado del 19 estampado en su camiseta…

En 2019, un reportaje de ESPN exploró las razones por las que muchos jugadores de fútbol preferían números de camiseta entre el 10 y el 19. Estos atletas creían firmemente que los números más bajos los hacían parecer más rápidos y delgados que los números más altos, usualmente asignados a sus posiciones.

Para comprobar si esta creencia era cierta, Ladan Shams, profesor de psicología y neurociencia de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), llevó a cabo una serie de experimentos. En el primero, los participantes evaluaron la delgadez de jugadores de fútbol americano a partir de imágenes generadas por computadora, en poses idénticas pero con diferentes números de camiseta, tamaños corporales y colores de piel. Los resultados fueron reveladores: los jugadores con camisetas numeradas del 10 al 19 fueron percibidos como más delgados que los que llevaban números del 80 al 89.

En un segundo experimento, la investigación se enfocó en el número 8. Dado que el número 8 es más ancho que el 1, la cantidad de espacio que ocupa en la camiseta podría hacer que los jugadores parecieran más grandes. Sin embargo, los resultados demostraron que incluso cuando los números usados ​​eran los mismos pero variaban en su orden (por ejemplo, 17 y 71, 18 y 81, 19 y 91), los más altos seguían percibiéndose como menos delgados, aunque con un efecto algo menor que en el primer experimento.

¿Qué explica esta curiosa ilusión? 

Shams sugiere que se basa en asociaciones aprendidas previamente entre números y tamaños. El cerebro humano tiende a asociar números más grandes con objetos más grandes o masivos, y esta asociación influye en cómo se percibe el tamaño corporal de los demás.

“La forma en que percibimos el mundo está muy influenciada por nuestro conocimiento previo. Investigaciones anteriores han establecido que nuestros cerebros son muy buenos para detectar y almacenar asociaciones y regularidades estadísticas, sin que nosotros lo sepamos, y esas asociaciones pueden dar forma a la percepción futura”, asegura Shams en su estudio, publicado en la revista PLOS ONE.

Por ejemplo, los números escritos en objetos cotidianos, como el tamaño de una bolsa de azúcar o el peso de unas pesas en el gimnasio, suelen representar la magnitud de esos objetos. Cuanto mayor sea el número, más grande o más pesado se asocia generalmente con el objeto. Esta asociación estadística aprendida es un mecanismo fundamental de aprendizaje en el cerebro y puede dar forma a la percepción futura.

Sesgos por todos lados

¿Por qué esta ilusión óptica en la percepción del tamaño corporal de los jugadores es importante? Aunque no afecta directamente el rendimiento de los atletas, resalta la importancia de la representación y el sesgo implícito en otras áreas de la vida. Cuando estas ilusiones y sesgos cognitivos influyen en el juicio, las decisiones y el comportamiento hacia personas o grupos sociales, pueden resultar dañinos.

En ese sentido, Shams sugiere que el poder del aprendizaje estadístico del cerebro puede ayudar a reducir este sesgo implícito. “Necesitamos ver a todo tipo de personas haciendo toda la diversidad de cosas que la gente puede hacer. Podemos utilizar el poder de aprendizaje estadístico de nuestro cerebro para reducir el sesgo implícito”. Es decir, la representación diversa y el conocimiento estadístico del cerebro puede ayudar a reducir estos sesgos implícitos en la sociedad. 

Con todo, una vez más la ciencia muestra cómo la percepción humana puede ser engañosa y cómo ese conocimiento puede servir para tomar decisiones más conscientes y promover la diversidad en la sociedad. En el caso de Nicolás, su elección del número 19 no solo es un reflejo de su estilo, sino también de cómo la ciencia puede iluminar los caminos inesperados que conducen las decisiones cotidianas.


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María Ximena Perez

Periodista, docente e investigadora. Doctora en Comunicación.