Investigadores de la UNQ desarrollan un método para la detección de gonorrea

El objetivo es realizar un sistema accesible en términos de infraestructura, rapidez y costos, para identificar esta enfermedad de transmisión sexual.

Lucas Marchesano y Damián Presti. Foto: Agencia de Noticias Científicas UNQ.
Lucas Marchesano y Damián Presti. Foto: Agencia de Noticias Científicas UNQ.

Investigadores del Laboratorio de Ingeniería Genética y Biología Celular y Molecular de la Universidad Nacional de Quilmes trabajan en el desarrollo de un sistema de detección para la gonorrea, una infección de transmisión sexual (ITS) causada por la bacteria Neisseria gonorrhoeae. Aunque es curable y prevenible con preservativo, la Organización Mundial de la Salud estima que en 2020 hubo 82,4 millones de nuevas infecciones en adultos en todo el mundo. Hasta ahora, el diagnostico en Argentina se realiza a través de estudios de las secreciones y de la evaluación clínica, a partir de métodos de detección caros, difíciles de hacer y cuyos resultados tardan en obtenerse. Por eso, la propuesta desarrollada en el Laboratorio de la Universidad consiste en realizar un sistema veloz, fácil de usar y económico.

El desarrollo es importante porque no hay muchas herramientas diagnósticas disponibles en Argentina para detectar gonorrea. Generalmente, el diagnóstico se hace por cultivo por medio sólido junto con métodos moleculares como son la PCR en tiempo real. Pero el tema es que el cultivo medio sólido tarda mucho y es difícil de hacer, y la PCR en tiempo real es bastante costosa y tiene muchos requerimientos de lo que son infraestructuras y personal entrenado”, cuenta Lucas Marchesano, graduado en biotecnología y becario de la UNQ que forma parte del Laboratorio, en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes.  

Marchesano relata que Argentina no dispone de “demasiada información” sobre la epidemiología de esta infección. Sin embargo, la Organización Panamericana de la Salud advierte que es la segunda ITS bacteriana más frecuente y “da lugar a una notable morbilidad y a un costo económico sustancial en todo el mundo”.

Una bacteria resistente

La gonorrea se transmite a través de las relaciones sexuales vaginales, anales u orales sin protección con una persona que tenga gonorrea, o bien de la madre al hijo durante el parto. El uso correcto del preservativo reduce significativamente el riesgo de transmisión sexual. Además de las infecciones en los genitales, el ano y la garganta, en algunos casos también puede diseminarse en la sangre y las articulaciones.

Los síntomas más comunes son flujo vaginal espeso de color amarillo o blanco; ardor y dolor al orinar; dolor durante las relaciones sexuales; pus por el pene; secreción anal (pueden aparecer manchas en la ropa interior); dolor de garganta; en el recto anal: secreciones, picazón anal, dolor, sangrado, dolor al defecar; y en la faringe: irritación de garganta, dificultad para tragar, fiebre, inflamación de los ganglios del cuello.

Se trata de una infección muy común y muchas veces no presenta síntomas, lo que dificulta su diagnóstico y tratamiento. Aunque esta ITS se cura con antibióticos, los últimos informes advierten que la bacteria generó resistencia a los fármacos utilizados habitualmente.

“La gonorrea es una bacteria que tiene la capacidad de adquirir múltiples resistencias a los antibióticos, por eso es preciso generar herramientas diagnósticas que sean más precisas y más exactas. Esto permitiría el uso correcto de antibióticos y frenaría un poco esa tendencia tan pronunciada que tiene este microorganismo de convertirse en una infección no tratable”, sentencia el biotecnólogo de la UNQ.

En esta línea, según un artículo publicado por especialistas del Servicio del Enfermedades de Transmisión Sexual INEI-ANLIS “Dr. Carlos G. Malbrán” y la Red Nacional de Laboratorios de Infecciones de Transmisión Sexual, la bacteria Neisseria gonorrhoeae “ha demostrado su capacidad de desarrollar resistencia a los antimicrobianos utilizados como drogas de primera línea para su tratamiento incluyendo las cefalosporinas de espectro extendido, lo que constituye un grave problema de salud pública a escala mundial”.

Trabajo en equipo

Por lo general, las investigaciones y los desarrollos posteriores no se realizan de forma aislada. Siempre dependen de trabajos previos, otros que van en paralelo y otros posteriores para poder llevar a cabo eso que estudian y plasmarlo en algo concreto. Incluso, es muy difícil que una persona investigue y lleve a cabo un proyecto en soledad.

En este caso, la tecnología que utilizan en el Laboratorio para revisar las reacciones de detección surgió como un proyecto de tesis doctoral de Julián Bergier junto con la dirección de Marcos Bilen, Cristina Borio y Daniel Ghiringhelli. “Ellos desarrollaron esta tecnología de detección a partir de la cual pude basarme. La idea es hacer un panel de sistema de detección para las cuatro ITS curables más prevalentes. Ya está hecho el kit de clamidia y ahora está en vías de hacerse el de gonorrea”, señala Marchesano.

Junto con los sistemas de detección que conforman la parte biológica, el Laboratorio de la UNQ colabora con el Centro de Investigaciones Ópticas (CIOp) de La Plata. “Ellos hacen sistemas ópticos baratos, accesibles y no complejos para tener una detección más precisa del resultado que arroja el método que estamos desarrollando nosotros. Son una pieza fundamental para nuestro laburo”, explica el becario de la UNQ.

El grupo del CIOp está compuesto por Gustavo Torchia y Damián Presti, quien también se encuentra trabajando en el Laboratorio de Ingeniería Genética y Biología Celular y Molecular de la UNQ. En 2022, Presti fue noticia junto a Julian Bergier por el desarrollo de “D-cubo”, una plataforma de diagnóstico sencilla, rápida y accesible para diagnosticar enfermedades e infecciones.


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Nicolás Retamar

Redactor. Docente y licenciado en Comunicación Social.