Robots y sopapas: de qué manera los científicos estudian los movimientos de especies extintas
Las especies extintas, entre las que se encuentran los dinosaurios, siempre llaman la atención. ¿Cuándo vivieron? ¿Cómo se extinguieron? Interrogantes que encuentran respuesta a medida que paleontólogas y paleontólogos descubren fósiles alrededor del mundo. Estos hallazgos representan una foto de un momento, hablan de situaciones estáticas. Una pregunta permanece: ¿cómo se movían? Cuando los datos de los fósiles son insuficientes, la ciencia recurre a modelos que van desde “paleorobots” hasta aves con extensiones artificiales. Desde la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ te invitamos a un recorrido para entender como los científicos estudian en la actualidad los movimientos antiguos.
La robótica bioinspirada es una disciplina reciente que no es otra cosa que robots basados en sistemas biológicos. De aquí se desprende la robótica paleoinspirada que permite la exploración de la biología de organismos antiguos y sus trayectorias evolutivas. De publicación reciente en la prestigiosa revista Science, una serie de análisis de casos detallan cómo la ingeniería explica los movimientos que sucedían hace millones de años. Por ejemplo, en 2016, un grupo de científicos de Estados Unidos demostró que el movimiento de la cola estabiliza el movimiento corporal del lagarto a través de experimentos con un robot. En este caso el lagarto sirvió como modelo de un animal ya extinto: el velociraptor. En otras palabras, el lagarto actual ayudó a comprender como se movía su pariente extinto.
Por su parte, científicos de Estados Unidos y Panamá desarrollaron en 2011 un robot híbrido capaz de correr y aletear. Esto permitió saber cómo el aleteo influyó en la evolución del proceso de caminata de algunas especies.
No solo las extremidades estaban involucradas en los tipos de movimientos que se daban hace millones de años. En algunos fósiles se encontraron caparazones con diferentes morfologías. Por eso, en 2022, un grupo de científicos también de Estados Unidos desarrolló un robot con caparazón que estaba basado en datos fósiles. Gracias a esto se pudo investigar sobre las limitaciones en los movimientos de este tipo de animales extintos.
Los terópodos, cuyo ejemplo más conocido es el T-rex o Tyrannosaurus rex, eran carnívoros que vivieron a finales del período Cretácico. Estos dinosaurios tienen un pariente en la actualidad que comparte muchos rasgos: las aves. Esto las convierte en el mejor grupo vivo para reconstruir ciertos aspectos de la vida de los dinosaurios.
Para saber cómo se desplazaban el científico chileno Bruno Grossi tuvo una idea original. Este biólogo sabía que las gallinas se trasladan de un lugar a otro gracias al impulso que le dan sus rodillas. Por el contrario, sus antepasados terópodos presentaban una posición más erguida y el movimiento era diferente.
Además, la evolución les quitó a las gallinas la cola carnosa que si tenían los dinosaurios. Para simular este último rasgo en una gallina, Grossi agregó un curioso apéndice: una sopapa. Este artículo estaba adherido a la cola de la gallina sin lastimarla. Vale la pena mencionar también que este científico es muy gracioso a la hora de comunicar sus hallazgos, por lo que en una charla Tedx del 2017 llama a estas gallinas “pollosaurios”.
Más allá de los chistes, este modelo de caminata permitió saber que los terópodos tenían en centro de masa desplazados hacia atrás respecto de sus parientes actuales, las aves. Este desplazamiento es lo que facilitó el vuelo y también demostró que el fémur de las aves se mueve menos al caminar respecto de sus ancestros. Los hallazgos de Grossi, curiosos y graciosos a la vez, le valieron un reconocimiento. El científico fue galardonado en 2015 con el IgNobel de biología. Este premio, en palabras del mismo Grossi, se entrega a investigaciones que primero hacen reír, pero luego hacen pensar. El premio lo recibió con una sopapa adherida en la parte de atrás de sus pantalones, orgulloso de poder demostrar que las aves actuales pueden usarse para obtener información importante sobre aspectos inexplorados de la locomoción bípeda de los terópodos.