El impacto de los micro y nanoplásticos en la salud: ¿qué se sabe hasta ahora?

Un estudio reciente demostró que su presencia es mayor en el cerebro que en otros órganos como el hígado o los riñones.

Las personas consumen micro y nanoplásticos principalmente a través de la cadena alimenticia y la inhalación. Créditos: OPS.
Las personas consumen micro y nanoplásticos principalmente a través de la cadena alimenticia y la inhalación. Créditos: OPS.

Cada año se producen más de 430 millones de toneladas de plástico, de las cuales dos tercios son productos de vida corta que se convierten en desechos y que invaden los océanos, el aire y la cadena alimenticia humana. De estos residuos se desprenden los microplásticos (que miden hasta 5 milímetros) y los nanoplásticos (que alcanzan, como máximo, la décima del milímetro). Si bien no está claro hasta qué punto afectan la salud humana, sí se sabe que ingresan al cuerpo. En ese sentido, un estudio reciente publicado en Nature Medicine advirtió la presencia de micro y nanoplásticos en el hígado, los riñones y el cerebro, siendo este último en donde más prevalecen.

Según el Programa para el medio ambiente de la ONU, cada año se desechan más de 280 millones de toneladas de productos plásticos de vida corta. En total, el 46 por ciento de estos residuos se deposita en vertederos municipales, mientras que el 22 por ciento se gestiona de manera inadecuada y se convierte en basura. Así, los micro y nanoplásticos proceden de todo tipo de materiales, como neumáticos, productos de belleza o tejidos sintéticos. 

En este marco, los investigadores de Estados Unidos concluyeron que estos plásticos diminutos se acumulan a mayor nivel en el cerebro humano que en los hígados y los riñones. El principal tipo de plástico que encontraron es el polietileno. Asimismo, compararon los hígados y cerebros de personas entre 2016 y 2024 y advirtieron una presencia mayor de estos polímeros a medida que avanza el tiempo. 

Inclusive, observaron una acumulación superior en cerebros con diagnóstico de demencia. Si bien no establecen una relación directa entre esta enfermedad y la presencia de los micro y nanoplásticos, sí enfatizan en la necesidad de investigar y comprender las vías de exposición, absorción, eliminación y las consecuencias de los plásticos en los tejidos humanos.

Un problema que crece

No es la primera vez que equipos científicos advierten sobre el impacto que tienen estos polímeros en la salud. Según un artículo publicado en la revista Results in Engineering, se estima que cada adulto ingiere alrededor de un millón de partículas de microplásticos al año a través del agua potable. 

Asimismo, otro estudio reciente publicado en la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos demostró la presencia de microplásticos en el bulbo olfatorio, encargado de recibir información de la nariz acerca de los olores y enviarla al encéfalo. Mediante el análisis de quince individuos, hallaron principalmente  polipropileno en ocho personas y sugirieron que podría ser una vía para que este microplástico llegue al cerebro.


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