
Este tipo de discursos existen desde siempre, pero en los últimos años tomaron más fuerza y circularon con una mayor facilidad gracias a las redes sociales. Tal como detallan en el estudio, las comunidades que las difunden atribuyen los eventos sociales, como una pandemia, a complots ocultos y al poder manipulador de fuerzas poderosas. Al revelar lo que “realmente estaría sucediendo”, estas comunidades se posicionan como una minoría ilustrada, mientras que el resto de la población pasa a ser una mayoría desinformada.
Así, para indagar sobre cómo se promueven estas teorías, analizaron 544 memes compartidos sobre Covid-19 en dos subreddits conspirativos –comunidades dentro de la red social Reddit– interconectados entre 2020 y 2022. La elección no fue al azar: durante la pandemia, surgieron numerosas teorías de este tipo, como que el virus fue creado intencionalmente en un laboratorio, que la gravedad de la que hablaban gobiernos y profesionales sanitarios no era tal o que una de las vacunas tenía un chip comunista.
Así, los científicos identificaron qué memes fueron los que más circularon y qué mensajes transmitían. En la narración encontraron que los personajes y las representaciones culturales se repiten bajo un mismo patrón: una élite que engaña y manipula al resto, una mayoría tonta y desinformada, y la superioridad de un grupo (los creyentes en estas teorías) caracterizadas como “la minoría ilustrada comprometida con el libre pensamiento y la investigación independiente”.
En paralelo, entre los memes más destacados se encuentran PNJ Wojak (una persona sin rasgos marcados), lucha diaria/Dos botones (un hombre debe decidirse por una opción u otra), Doge Swole contra Cheems (dos perros enfrentados), una mujer gritándole a un gato, y el novio que mira a otra mujer.

“Demostramos que los miembros de la comunidad interactúan selectivamente con elementos meméticos estandarizados –como plantillas o personajes– que resuenan fuertemente con su ‘visión del mundo conspirativa’”, detallan los investigadores en el estudio. En otras palabras, los usuarios propagan aquellos memes que validan su visión conspirativa sobre el mundo, a la vez que, por la propia naturaleza de esta unidad comunicativa, los reelaboran con lo que quieren decir para ponerlos a rodar nuevamente.

Según el artículo, los memes funcionan como “elementos que encapsulan efectivamente el papel persecutorio de los conspiradores, el papel tonto de la población en general y el papel heroico de los creyentes en la conspiración”. A medida que estos elementos se repiten en el diálogo de la comunidad, funcionan como “recursos culturales” arraigados. Esto facilita la comunicación de narrativas que transmiten temas como el engaño, el delirio y la superioridad, y hace que se cree un espacio donde se maneja un mismo código de comunicación. De esta manera, en términos de los autores, se estabiliza un tipo de cultura en la comunidad digital.
Confianza ciega
Que las personas compartan memes que ratifican su propio pensamiento no es algo nuevo, ya hace unos años la entonces red social Twitter (espacio donde hoy se promueve una gran cantidad de contenido falso y abundan los trolls y bots) implementó la pregunta al usuario de si había leído el enlace antes de compartirlo. Lo mismo sucede en otros espacios como Facebook. Según un estudio que analiza más de 35 millones de publicaciones públicas compartidas entre 2017 y 2020, cerca del 75 por ciento de los enlaces se comparte sin que el usuario ingrese a leer el contenido.
El hecho de que las redes sociales sean un espacio de fácil circulación de enlaces, memes y noticias hace que muchas personas no cuestionen aquello que comparten. Si bien gran parte de la responsabilidad recae sobre los magnates que deben moderar y chequear sus contenidos, también es cierto que los usuarios deben tomar responsabilidad en torno a qué comparten y si, efectivamente más allá del titular, están de acuerdo con ese contenido.