
“En medio de una población en crecimiento, una disminución de los recursos naturales y un clima cambiante, existe ahora un imperativo ambiental, industrial y político urgente de aprovechar rápidamente las tecnologías de biología de ingeniería para desfosilizar la fabricación y acelerar el camino del Reino Unido hacia cero emisiones netas”, sostuvo Stephen Wallace, uno de los autores del trabajo publicado en la revista Nature Chemistry, en diálogo con la Universidad de Edimburgo.
Mediante una reacción química conocida como “reordenamiento de Lossen“, la bacteria Escherichia coli transformó en menos de un día el ácido tereftálico, una molécula derivada de botellas de plástico hechas con PET, en el ingrediente activo del analgésico. Si bien los especialistas fabricaron poca cantidad de paracetamol, los estudios realizados hasta el momento son prometedores. En este sentido, el fármaco tuvo un rendimiento final del 92 por ciento. El desafío es producirlo a escala comercial, aunque para eso necesita más pruebas de seguridad y la aprobación de la autoridad reguladora.

Según los investigadores, la producción industrial de PET a nivel mundial es de 56 millones de toneladas al año. Además, alrededor del 80 por ciento está diseñado para un solo uso, lo que genera cerca de 24 millones de toneladas de residuos de plástico cada año que se queman o terminan en basurales.
Sin embargo, un estudio realizado en 2024 por la Universidad de Utrecht, en Países bajos, advierte que la cifra de producción de plásticos es todavía mayor: alrededor de 350 a 380 millones de toneladas al año. Por eso, el desarrollo escocés es de gran relevancia, ya que podría fabricar el analgésico más consumido del mundo de forma sostenible, con muy bajas emisiones de gases de efecto invernadero, y sin utilización de combustibles fósiles.