
La Patagonia argentina, con sus glaciares, estepas y vientos constantes, podría convertirse en sede de un proyecto tecnológico que la conectaría al corazón digital del planeta: un centro de datos de OpenAI, la empresa detrás de ChatGPT, en alianza con Sur Energy. El proyecto, denominado Stargate Argentina, anuncia una potencia de 500 megavatios y una inversión cercana a 25.000 millones de dólares. Por ahora, se trata de una carta de intención, lo que indica que todavía no existe un compromiso concreto de inversión.
¿Cómo funciona un centro de datos? Un centro de datos es un gigantesco cerebro digital. Miles de servidores procesan información, entrenan algoritmos de inteligencia artificial y almacenan datos que luego se distribuyen a usuarios de todo el mundo. Cada servidor necesita electricidad constante; si se interrumpe su suministro, se pierde información y el entrenamiento de los algoritmos se detiene. Además, generan calor de manera continua, por lo que requieren sistemas de refrigeración para funcionar de manera segura. En un centro de datos promedio, la refrigeración representa entre 30 y 50 por ciento del consumo energético total. También se necesita conectividad de alta velocidad para que los datos viajen rápidamente hacia y desde los servidores.
La Patagonia ofrece condiciones naturales que facilitan el funcionamiento de estas instalaciones. Las bajas temperaturas permiten enfriar los servidores con aire exterior, un sistema conocido como “free cooling”, que puede reducir entre 40 y 60 por ciento el consumo de energía en comparación con sistemas eléctricos tradicionales. Además, la región presenta vientos constantes, con ráfagas superiores a nueve metros por segundo, ideales para generar electricidad mediante turbinas eólicas. El aire frío y el viento constante disminuyen la demanda energética, aunque no eliminan la necesidad de sistemas de respaldo en días con baja generación de viento.
Ciencia, tecnología y ambiente en juego
El proyecto plantea dudas sobre la participación científica local. No hay información clara sobre cómo investigadores y tecnólogos argentinos podrán integrarse al desarrollo del centro o al entrenamiento de los modelos de inteligencia artificial. La infraestructura y los algoritmos permanecerán bajo control de la empresa extranjera, lo que limita la transferencia de conocimiento y la soberanía tecnológica de la región.
El impacto ambiental también genera preocupación. La Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes accedió a un estudio publicado en la revista Nature, realizado por científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts y de la Universidad de California, donde se revela que entrenar modelos de inteligencia artificial de gran tamaño puede generar emisiones de CO₂ equivalentes a las de varios automóviles durante toda su vida útil, entre 17 y 20 toneladas por modelo entrenado, dependiendo de la infraestructura y la fuente de energía utilizada. Este dato permite dimensionar los desafíos de sostenibilidad de proyectos como Stargate Argentina, donde se planea entrenar algoritmos de gran escala. La construcción y operación del centro podrían afectar ecosistemas sensibles, fauna y flora local, incluso utilizando energía eólica y sistemas de refrigeración eficientes.
El proyecto se inscribe en el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), que ofrece ventajas fiscales y cambiarias a empresas extranjeras. Hasta ahora, los resultados han sido limitados, y no hay garantía de que la inversión genere beneficios científicos, tecnológicos o económicos para Argentina. Las comunidades cercanas miran con ojos distintos la llegada de Stargate Argentina. Algunos esperan empleo y desarrollo; otros, en cambio, recuerdan experiencias pasadas con petróleo, gas y minería, donde los beneficios fueron parciales y los impactos, persistentes.
Un servidor empresarial de gama media, funcionando todo el año las 24 horas, puede consumir entre 13.000 y 35.000 kilovatios-hora al año, según un análisis de ServerWatch. Para ponerlo en perspectiva, un hogar promedio en Argentina gasta alrededor de 2.800 a 3.000 kilovatios-hora al año, lo que equivale a la electricidad usada por una familia de cuatro personas durante todo un año, según el Banco Mundial. Esto significa que un solo servidor puede consumir varias veces más electricidad que un hogar familiar. Si se consideran miles de servidores funcionando de manera continua junto con los sistemas de refrigeración y seguridad necesarios, el consumo energético total se vuelve enorme, incluso utilizando fuentes de energía renovables. El conocimiento generado por los algoritmos de inteligencia artificial queda mayormente bajo control externo si los científicos locales no participan activamente. Es un riesgo que va más allá de la factura eléctrica, y toca el corazón de la soberanía científica.
Así, la instalación de Stargate Argentina combinaría infraestructura tecnológica de punta, clima favorable y energía renovable. Pero también pondría en evidencia la tensión entre la expansión tecnológica global y la capacidad de la región de generar desarrollo propio.
Con todo, la Patagonia enfrenta un desafío que mezcla innovación, sostenibilidad ambiental y ciencia local. La pregunta es: ¿podrá la región aprovechar la oportunidad para fortalecer su conocimiento y desarrollo, o se limitará a ser soporte logístico de la inteligencia artificial global?

