Nanopartículas: el oro como clave para el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades

“Nos emociona la posibilidad de traer soluciones a la población”, señalan Estefanía Achilli y Constanza Flores, investigadoras del Laboratorio de Materiales Biotecnológicos de la UNQ.

Estefanía Achilli, Mariano Grasselli y Constanza Flores en la Universidad Nacional de Quilmes. Créditos: Agencia de Noticias Científicas UNQ.

La nanotecnología es un área de la ciencia que presenta increíbles avances en la actualidad. Es gracias a ella que se obtienen las nanopartículas, es decir, partículas de un tamaño nanométrico. Son ampliamente estudiadas debido a sus potenciales aplicaciones en áreas tan disímiles como el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades, la generación de nuevos materiales livianos y resistentes y la agricultura inteligente. En la Universidad Nacional de Quilmes, el Laboratorio de Materiales Biotecnológicos, dirigido por Mariano Grasselli, explora el modo en que estructuras pequeñísimas pueden contribuir al combate y diagnóstico de diversas patologías. Estefanía Achilli y Constanza Flores, científicas de este grupo, conversaron en exclusiva con la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ para compartir sus investigaciones.

Tratamiento contra el cáncer

“Trabajamos con nanopartículas de diferentes materiales. En específico, nos enfocamos en recubrirlas con diferentes productos biológicos, por ejemplo, con proteínas”, comienza explicando Estefanía Achilli. La científica cuenta que utiliza nanopartículas metálicas y las recubre con albúmina, la proteína mayoritaria presente en la sangre. “El objetivo es darles una característica biológica ya que, al ingresar al torrente sanguíneo, se recubren con las proteínas circundantes y pierden la capacidad de dirigirse a sitios específicos”, comenta.

La científica cuenta que se enfoca en el diseño de un potencial tratamiento contra cáncer. “Recubro a las nanopartículas con albumina y con péptidos que las direccionan hacia tumores presentes en la próstata. Esto lo probamos en cultivos celulares y las partículas recubiertas demuestran ingresar más eficientemente a las células que aquellas que no lo están”, señala Achilli. Al respecto, agrega Flores: “Usamos una proteína que está en la sangre, entonces evitamos que a la nanopartícula sea reconocida como algo extraño y esquivamos el ataque del sistema inmune, creamos lo que se conoce como biocompatibilidad”.

Diagnóstico de enfermedades

“Las nanopartículas metálicas, en especial las de oro, se utilizan en diagnóstico de enfermedades”, destaca Flores. La científica menciona el ejemplo de “Chemtest”, una prueba capaz de detectar anticuerpos anti covid desarrollado en base a nanopartículas recubiertas de oro. En concreto, la nanopartícula le brinda un soporte al anticuerpo o lo que sea que detecte la presencia de la infección.

“Lo hermoso de las nanopartículas es que son de color rojo vino y así se las puede ver fácilmente en la tira reactiva; es la línea coloreada que revela que tenés una infección o estas embarazada, dependiendo el test”, subraya. La joven investigadora cuenta que, en la actualidad, está desarrollando este tipo de dispositivos para el diagnóstico de rotavirus y proyecta poder continuar con dengue.

¿Cuánto tiempo falta?

Este tipo de investigaciones y desarrollos toman mucho tiempo en llegar al mercado y en estar disponibles para la población. “Los desarrollos de nanopartículas relacionados a los kits de diagnóstico pueden llegar mas fácilmente a las personas ya que, al no inocular nada en el cuerpo, tienen procesos de aprobación mas rápidos”, menciona Flores. Sin embargo, aclara que para que este tipo de tecnologías llegue a la sociedad lo más rápido posible, es fundamental la interacción entre la Universidad, los organismos estatales y la industria.

Al respecto de las nanopartículas involucradas en el tratamiento de enfermedades, Achilli explica que si bien hay mucha investigación y se han logrado avances significativos, sin embargo, hace falta inversión por parte de la industria farmacéutica. “Hay pocos trabajos sobre nanopartículas que llegaron a ensayos clínicos porque los componentes que se utilizan no están aprobados por la FDA (ente regulardor equivalente a Anmat en EEUU) o agencias reguladoras, entonces se hace muy difícil”, advierte Flores.

A pesar de los problemas, ambas remarcan que es “increíblemente movilizante” participar en desarrollos que, a mediano plazo, puedan aplicarse y ayudar tanto en diagnóstico como tratamiento de enfermedades. “Nos emociona la posibilidad de traer soluciones a la población”, finalizan.



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Nadia Chiaramoni

Licenciada en biotecnología. Doctora con mención en ciencias básicas y aplicadas