
-Cada vez aparece con más frecuencia la palabra “cientificidio”. ¿Cuál es su significado?
–Es un fenómeno político por el cual un gobierno atenta deliberada y sistemáticamente contra el sistema de producción de conocimiento científico y tecnológico de su propio país, con el objetivo de reducir o eliminar las capacidades adquiridas en este sector. En el caso de Argentina es inédito porque nunca había ocurrido algo así.
-¿Cuáles son las motivaciones de este atentado?
-Para poder entenderlo hay que pensar en cuál es el proyecto político que tiene este gobierno y a qué sectores de poder representa. El presidente cuida los intereses extranjeros y el de los grupos de poder concentrados de nuestro país. Se trata de una élite económica muy rapaz que no tiene ningún compromiso con la nación donde acumula su riqueza. Por eso, convalida cualquier salvajismo.
-¿Y con respecto al proyecto de país?
–La idea de este grupo de poder está basada en la primarización y extranjerización de la economía, el extractivismo y la desindustrialización. Piensan en un país de servicios sin actividades de valor agregado, sino abocado a tareas de muy baja productividad, lo cual implica un país para pocos. En este marco, la tarea del gobierno es eliminar ciertas actividades del Estado. Milei dice que es el topo que lo destruye, pero cuidado, porque ciertas áreas como seguridad e inteligencia las mantiene, mientras que ataca a aquellas que implican derechos adquiridos.
-¿Ni siquiera utiliza la ciencia y la tecnología nacional para servir a otros intereses?
–Su modelo de país no necesita de la ciencia y de la tecnología, no le interesan para el desarrollo de este proyecto. En este aspecto, los intereses extranjeros presionan por la destrucción del sistema porque una de las motivaciones del cientificidio es la geopolítica.
-¿Por qué?
-Porque hablamos de intereses de países o de empresas internacionales, fundamentalmente Estados Unidos y sus multinacionales, que impulsan la destrucción para que no haya competencia. El mejor ejemplo es la destrucción del plan nuclear o la posibilidad de destruir la política satelital. Hay una motivación geopolítica en la medida en que este gobierno tiene una sumisión absoluta como colonia.
-¿Solo tiene que ver con la geopolítica o dentro del gobierno también están convencidos de este camino más allá del rol de Estados Unidos?
-También hay una motivación ideológica donde la ciencia y la tecnología tienen un valor reducido o relativizado. Además, hay motivaciones políticas que buscan desarticular a la oposición, afectar a la generación de pensamiento crítico y limitar las capacidades para pensar un proyecto de país distinto.
-En estas cuestiones también se esconde la modificación de la matriz cultural.
-Ellos quieren cambiar la identidad del país, lo que implica modificar valores y creencias de la sociedad. Para eso, una de las cuestiones es eliminar el pensamiento crítico y las ciencias sociales son un enemigo. El gobierno es tecnofílico y adora ciertos aspectos de la tecnología, pero detesta profundamente a las ciencias sociales, que son las que generan un marco para poder entender la realidad y son fundamentales para pensar en modelos de país y proyectos futuros.
Planificar la resistencia
-¿Qué análisis hace sobre las protestas del sector de ciencia y tecnología en diferentes puntos del país?
-Las manifestaciones fueron una acción federal y tuvieron una participación muy alta, quizás la más importante en los últimos años. Sobre todo, se produjo en un clima de unidad donde los grupos convocantes lograron armar un único documento para reflejar el estado de situación y la demanda concreta. Se trata de un avance muy importante en el marco de resistencia a este tipo de políticas.
-Justamente, el lema fue “nadie se salva solo”.
–Si no convergemos con el resto de la sociedad y no logramos unificar todas las luchas para frenar a este gobierno, van a seguir pasando este tipo de cosas. Para poder enfrentar lo que está ocurriendo necesitamos un proyecto nacional y popular que, como decía Oscar Varsavsky, tiene que tener dos características. Por un lado, reflejar las necesidades, los deseos y la propuesta de futuro de la mayoría de la sociedad. A su vez, tiene que ser viable, aunque sea poco probable en las circunstancias en las que estamos.