
“Es un premio que a mí me llena de orgullo, es un honor. La verdad que no lo esperaba porque no me postulé ni lo pedí. Estoy muy contenta porque lo más importante es poder visibilizar la magia que tenemos en la región chaqueña de Argentina. Es un lugar espectacular porque tiene los bosques secos subtropicales más grandes del mundo y es la segunda ecoregión más grande de nuestro continente. Hay una diversidad de especies increíbles que se siguen descubriendo hasta el día de hoy. Además, muchas solo existen en este lugar y están amenazadas. Entonces, tenemos que cuidarlas muchísimo”, señala Camino, en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes.
Camino, especialista en biología de la conservación, trabaja en la zona desde 2010, cuando se radicó en Chaco. En ese momento, realizaba su doctorado gracias a una beca del Conicet. A partir de allí, se dedicó al estudio y resguardo del pecarí quimilero, animal que está incluido en la lista roja de especies en peligro de extinción de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Según sus estimaciones, podría desaparecer en menos de 30 años.

También, la científica creó el Proyecto Quimilero, una iniciativa que trasciende la academia e incluye no solo a profesionales de diferentes disciplinas, sino también a pueblos indígenas y miembros de comunidades locales. El objetivo no solo es proteger a los animales que todavía viven en la zona y concientizar sobre su importancia, sino también resguardar el bosque chaqueño.
“Este reconocimiento lo comparto con todos los grupos de trabajo que tengo y, muy especialmente, con la gente que vive en los bosques. Ellos saben, conocen y son parte de él, son las personas que realmente hacen la conservación y con quienes trabajamos codo a codo. Mis saberes no valen más que los de ellos, al contrario, me pongo al servicio de las comunidades que conservan estos lugares. Por lo tanto, este premio es un reconocimiento también para ellos y para todos los que nos preocupamos por el ambiente”, subraya la investigadora.
Por su parte, desde National Geographic resaltaron: “El compromiso respetuoso y ético de Camino con los pueblos indígenas y las comunidades locales ha dado lugar a programas locales de conservación y seguimiento de la vida salvaje, a la mejora de los métodos de estudio del pecarí, que son precisos y respetan los derechos y valores de los pueblos indígenas, y a la creación de recursos educativos y programas de concienciación para las infancias”.
El sentido de la conservación
Para la científica del Conicet, la conservación no tiene que ver con una acción aislada o sin contexto, sino que se inscribe en un proyecto más amplio vinculado al cuidado de la naturaleza y de la vida. En este sentido, la investigadora advierte que “los problemas que hay en este momento no fueron resueltos con el modelo extractivista. Tenemos la tasa de deforestación más alta del mundo y los índices de pobreza más altos del país”.
Por eso, para Camino, la conservación no tiene que ver con cuidar un árbol, sino con proyectar una vida digna en un ambiente sano y equilibrado. Aunque sin ciencia no se puede, solo con ella no alcanza. Por esta razón, la especialista pide unir saberes con pueblos indígenas, campesinos y criollos.
“No hay ciencia que pueda resolver el hecho de que nos quedemos sin naturaleza. La situación es crítica y en Argentina tenemos una gran responsabilidad porque la naturaleza es inmensa. Hay mucho para hacer en la conservación del ambiente, y en este momento también en la conservación de las instituciones y la educación pública, que es clave para que podamos seguir trabajando en estas cosas que tienen que ver con que todos podamos vivir bien”, destaca.