
La interrupción del embarazo es un procedimiento que se puede realizar con medicamentos o mediante una práctica conocida como Aspiración Manual Endouterina (AMEU). Según detalla la ley, todas las personas pueden acceder a un aborto voluntario hasta la semana catorce de gestación, sólo con expresar su voluntad. Pasado ese tiempo, se accede a la Interrupción Legal del Embarazo (ILE) que cubre a aquellas personas víctimas de una violación, que esté en riesgo su salud o su vida. En todos los casos, la ley dicta que debe haber una atención post aborto de calidad.
En relación a los medicamentos, la interrupción se puede realizar mediante la toma de misoprostol o la combinación de esta droga junto con mifepristona. La decisión de qué opción elegir depende de la información que reciba cada paciente, su preferencia y la disponibilidad de las drogas en los hospitales o consultorios.
“La efectividad del misoprostol es del 80 por ciento, por lo cual hay un 20 por ciento de probabilidades de que no funcione. Una de las razones por las que puede fallar es porque el útero desarrolla receptores que reciben esta droga a medida que avanza el embarazo. Esto quiere decir que es más factible que el embarazo se pueda interrumpir cuánto más desarrollado esté que a las pocas semanas de gestación”, explica Nerina Mattio, ginecóloga y obstetra de hospitales públicos y consultorios en Rosario, a la Agencia.
A su vez, Bazán añade que, al ser un procedimiento autoadministrado –cada paciente toma la medicación en su casa siguiendo las indicaciones médicas–, los factores del contexto en donde se realicen pueden llevar a una falla. “Si la persona no pudo o no respetó el tiempo adecuado de intervalo para las aplicaciones, si vomitó durante la aplicación sublingual, si se le ‘cayeron’ las pastillas antes de tiempo en la aplicación vaginal, si no se encontraba en un ambiente adecuado de contención o confianza, todo eso puede interferir en que el tratamiento falle”, detalla.

También, la medicación debe tener una forma de guardado adecuado: la exposición al calor y la humedad durante la manufactura, el embalaje, el envío o el almacenamiento podrían comprometer la estabilidad y calidad del misoprostol. “El misoprostol de calidad es estable cuando se almacena correctamente en condiciones de temperatura ambiente, es decir 25°C y 60 por ciento de humedad. Realmente, es muy difícil saber por qué puede fallar ya que las causas son múltiples”, aporta Bazán.
En el caso de la combinación de misoprostol y mifepristona, la probabilidad de que no funcione es mucho menor: el 2 por ciento. “En caso que el aborto no se complete, se puede repetir la medicación o bien realizar el AMEU, que es quitarle al paciente los restos ovulares que pudieron quedar para que no le traigan infecciones complejas”, desglosa Mattio.

