“Lluvia de jaulas” es un documental lanzado en 2018 en el que el personaje de Alan, que lleva la voz de González, recorre los pasillos, las canchitas de fútbol y las casas del barrio Carlos Gardel, ubicado en Morón, de donde el director de cine es oriundo. Desde una mirada desde adentro, González apostó por mostrar la realidad del lugar: juegos entre amigos, charlas familiares, bailes, pero también droga, robo y la presencia policial que, en términos suyos, recrudeció durante la etapa macrista. La considera “la mejor película que hizo” por lo que muestra y por quienes aparecen allí: amigos y familia.
-¿Hay más presencia policial con este gobierno en el barrio Carlos Gardel?
-No sé si creció, lo que sí aumentó en estos últimos años es el deterioro del sentido de comunidad, que siempre fue un baluarte de los barrios populares. Hay que entender que la villa no está aislada de la sociedad; lo que pasa en Argentina, sucede en los barrios también. Es aún más notorio porque uno vive hacinado, muy cerca de su vecino, sabe lo que le pasa a cada uno, nos preocupamos por el otro. Sabemos hasta el nombre del otro aunque no tengamos vínculo y eso está en retroceso.
-¿En qué cosas ves que la comunidad se deteriora?
-Por ejemplo, dentro de mi barrio particularmente no había robos, siempre eran afuera, era como un código. En cambio, ahora empezaron a suceder. También, hace 15 años atrás el albañil era un significante para el pibe chorro. Uno veía que le alcanzaba para cumplir metas materiales, como remodelar su casa, comprar un auto o irse de vacaciones. Entonces, salir a robar pasaba más por una decisión porque veíamos que ese trabajo también nos permitía tener metas. Hoy, el pibe chorro ve que al albañil apenas le alcanza para comer.
-Hace un tiempo, Pitu Salvatierra dijo que hoy en día es más fácil ver la distancia material entre una clase y la otra a través de las redes sociales. Por ejemplo, al ver cantantes que visten con lujo…
-Sí, eso trastorna muchísimo la cabeza. Antes, uno veía que su realidad era similar a la de sus vecinos y recién veía que había barrios más opulentos cuando salía de la villa. Hoy ven a los pibes trader, a los cantantes con cadenas y rodeados de autos y mujeres, y buscan la plata fácil y rápida. Y uno piensa ‘¿qué auto querés si vos viajás en colectivo? Pareciera que tienen que dar esa imagen para pertenecer, y la verdad es que somos tercer mundo y, encima con este gobierno, somos todos más pobres. En el barrio se nota más la desesperación por obtener eso cuando no se tiene herramientas.
-En tus documentales, buscás mostrar las dos caras de los barrios: el robo, pero también la amistad y el trabajo.
-Busco ir en contra de la estigmatización de los noticieros y programas como Policías en acción. A veces me reclaman mis conocidos sobre por qué no muestro menos la droga y el robo para así mostrar la parte más buena, por así decirlo. Pero no, creo que hay que mostrar las dos cosas porque esa es la realidad del barrio, no tapar una para resaltar la otra. Que los medios muestren la violencia no nos puede privar a nosotros de reflexionar sobre ella y dar nuestro punto de vista.
-¿Qué pensás de las políticas que toma Milei en torno al cine, la educación, la salud?
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