Marcos Franciosi, compositor y docente de la UNQ, ingresa a la Academia Nacional de Bellas Artes

La clave está en su propuesta innovadora, que combina creación musical e investigación académica.

Sonidos híbridos en primera fila. Créditos: Marcos Franciosi.
Sonidos híbridos en primera fila. Créditos: Marcos Franciosi.

Marcos Franciosi, compositor y docente de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), fue recientemente incorporado a la Academia Nacional de Bellas Artes, una de las instituciones más prestigiosas del país. Para Franciosi, este nuevo rol no representa un logro personal, sino un nuevo espacio de trabajo que se suma a su trayectoria. “Lo tomo como un agradecimiento y un aprendizaje”, afirma, destacando que esta designación no es solo un reconocimiento, sino una oportunidad para seguir ampliando su compromiso con la creación musical y la investigación académica.

Su entrada a la Academia no es solo un acto simbólico, sino una radiografía de época: la historia de un compositor formado en la universidad pública, con obras estrenadas en prestigiosos teatros y festivales internacionales, que ahora entra a un espacio tradicionalmente asociado al bronce. Allí lleva consigo su experiencia de partituras corregidas sobre la marcha, proyectos colectivos y la fusión de música instrumental, electrónica y pensamiento académico. En esencia, su llegada es una síntesis de caminos diversos: música, docencia, investigación y creación.

Franciosi interpreta su incorporación no como una gloria personal, sino como una nueva oportunidad de intercambio y aprendizaje. “Lo tomo como una oportunidad para aprender de personas tan preparadas en diferentes campos. No es solo un diploma en la pared, sino una nueva conversación con otros saberes”, subraya en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes. Este cruce de ideas, saberes y prácticas es lo que lo motiva a seguir avanzando.

Un currículum que respalda la decisión

No es casual que la Academia Nacional de Bellas Artes lo haya invitado a formar parte de sus filas. Su currículum está lejos de ser solo un reconocimiento decorativo. Es autor de música sinfónica, de cámara, para danza, teatro y ópera, con obras estrenadas por intérpretes y ensambles internacionales. Ha recibido el Premio Konex, el diploma al mérito en Música Clásica 2009-2019, y la Beca Nacional de Composición del Fondo Nacional de las Artes. Además, su ópera El Gran Teatro de Oklahoma le valió la invitación para participar en las conferencias Music Theatre Now en Suecia.

Académicamente, su formación abarca la Universidad Nacional de Córdoba, la Universidad Laval de Québec y el Conservatorio de Música y Arte Dramático de Québec. Fue director de la Licenciatura en Composición con medios Electroacústicos de la UNQ, y actualmente se desempeña como docente y director del Proyecto de Investigación Punto de Encuentro.

Para Franciosi, la docencia no fue un refugio ni una opción secundaria, sino una consecuencia natural de su carrera como compositor. “Me formé primero como compositor, luego creé obra y, más tarde, llegó la docencia. Llevo dieciocho años enseñando y siento que mi crecimiento como compositor y como docente están profundamente conectados”, explica. Para él, enseñar y aprender son procesos indisolubles: “Enseñar es aprender, y viceversa”.

En la síntesis está la magia

Al hablar de su proceso creativo, Franciosi evita la narrativa de una trayectoria perfecta. Prefiere hablar de su evolución como el resultado de un cúmulo de experiencias que se fueron acumulando con el tiempo. La década de 2000 a 2010 fue clave en este proceso, pues fue allí donde comenzó a experimentar con nuevos enfoques y formas de creación, trabajando con músicos y artistas que influyeron profundamente en su obra.

En el presente, trabaja en una obra para orquesta de cámara y flauta solista que se estrenará en Montreal en 2027, y en Natuur, un proyecto experimental que se presentará en Valparaíso en 2026. “Siempre intento imponerme nuevos retos, tanto a nivel técnico y estético como poético”, afirma. Su enfoque híbrido, que fusiona tradición y experimentación, le permite no solo crear piezas innovadoras, sino también intervenir en espacios como la academia, donde sus propuestas pueden generar nuevos diálogos y abrir nuevas puertas al conocimiento.

Para Franciosi, la palabra clave en este momento de su vida y carrera es síntesis. “Lo que intento hacer es juntar distintas tradiciones, experimentación, investigación y escena viva. No quiero que cada parte esté aislada, sino que todo se mezcle y se complemente”, explica. Esta síntesis es lo que define su enfoque tanto en la composición como en su participación en la Academia Nacional de Bellas Artes. Con todo, la silla que ahora ocupa no es un pedestal, sino un nuevo nodo de intercambio, un espacio donde su experiencia, su trabajo y su conocimiento seguirán evolucionando y sumando nuevas voces al diálogo.


¿Te gustó esta noticia? ¡Compartila!
Scroll al inicio