Se acerca el primer método anticonceptivo no hormonal para hombres
Podría estar listo en 2023. El ensayo realizado en 300 voluntarios fue exitoso. El costo es bajo, no es quirúrgico y debería revertirse fácilmente.
Científicos del Instituto Indio de Tecnología desarrollaron el primer método anticonceptivo no hormonal para hombres. Los ensayos realizados en 300 personas arrojaron una eficacia del 97 por ciento. Denominada Risug (inhibición reversible del esperma bajo control), su efectividad podría extenderse durante seis meses, es potencialmente reversible y económica. Básicamente, el método consiste en insertar dos sustancias que forman un gel en el conducto que transporta a los espermatozoides para ser eyaculados y bloquea su paso. Si alguno llegara a superar esa barrera, tampoco podría fertilizar al óvulo porque las sustancias anulan su capacidad reproductiva. A diferencia de las alternativas hormonales, este sistema no tiene los efectos adversos de acné, aumento de peso o depresión.
En la actualidad, el único método para hombres por fuera del preservativo es la vasectomía, que consiste en hacer una cirugía en los vasos deferentes que transportan los espermatozoides del testículo al pene. Sin embargo, es un método que en muchos casos no es reversible. Incluso, desde el ministerio de Salud de Argentina destacan su irreversibilidad.
“La vasectomía en realidad es una operación que es reversible en solo el 50 por ciento de los casos. No puede considerarse un método anticonceptivo porque para serlo debe tener como característica inherente ser reversible, sino se lo considera una esterilización”, destaca Patricia Cuaniscú, doctora en Ciencias Químicas e Investigadora del Conicet en el Instituto de Biología y Medicina Experimental, en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes.
La ciencia del hombre
La ciencia y sus investigaciones no son neutras, están atadas a concepciones y visiones de la vida. En este marco, la mayor parte de los métodos anticonceptivos fueron desarrollados para las mujeres: pastillas; inyectables; dispositivos intrauterinos; implantes y ligaduras. Sin embargo, la perspectiva patriarcal de la ciencia no alcanza para explicar esto.
Los métodos anticonceptivos para hombres tienen una trayectoria de más de 50 años, pero aún no hay resultados disponibles. Según la investigadora del Conicet, esto habla de la complejidad del tema: “Las hormonas en el hombre no solo están involucradas en la producción de espermatozoides sino en la libido, entonces no se las puede suprimir completamente porque las necesitás, cosa que es diferente en la mujer. Además, a diferencia de un solo óvulo, son muchísimos espermatozoides y la producción es permanente”, relata.
Jugar en equipo
La planificación familiar (la información, los medios y métodos que permiten a las personas a decidir si quieren tener hijos, cuántos y en qué momento) suele considerarse como una tarea que recae en el rol de la mujer. A su vez, cuando suceden embarazos no deseados, estas son las más perjudicadas.
Según un informe elaborado en 2019 sobre el embarazo y la maternidad en la adolescencia en la Argentina, el 58.9 por ciento de los embarazos de las adolescentes de 15 a 19 años y el 83.4 por ciento de los de las menores de 15 años fueron reportados como no intencionales. Estas cifras revelan otro aspecto más de la inequidad social que afecta a las niñas y mujeres de los sectores más vulnerables.
Por eso, esta fórmula no hormonal podría resultar un hito en la historia de los métodos anticonceptivos. Sin cirugías, cortes o bisturí, solo se necesita anestesia local para que un profesional pueda aplicar la inyección. En caso de querer revertir el efecto, se realiza con una inyección de agua y bicarbonato de sodio.
“Creemos que es muy importante que el hombre participe y que no sea un problema solo de la mujer, no solo porque ellas usan anticonceptivos más de treinta años de su vida, con la lógica repercusión que esto tiene en su salud, sino porque además es bueno que el hombre empiece a regular su propia fertilidad”, cierra Cuaniscú.