La revolución de la Realidad Virtual: un horizonte prometedor para la inclusión
Nuevos estudios muestran cómo esta tecnología inmersiva puede enseñar habilidades a personas con discapacidad intelectual y promover una mayor autonomía.
En el vasto universo de la tecnología, pocas innovaciones prometen transformar la vida cotidiana de manera tan profunda como la realidad virtual (VR). Aunque inicialmente se consideraba una herramienta para el entretenimiento, se está convirtiendo en una solución revolucionaria para mejorar la vida de las personas con discapacidad intelectual.
El reciente estudio de la Universidad de Australia del Sur, al que la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes pudo acceder, valida esta tendencia y destaca un cambio de paradigma en la manera en que se aborda la educación y la inclusión.
Cambio de perspectiva en el aprendizaje
El estudio involucró a 36 adultos con discapacidad intelectual que se sometieron a un entrenamiento dividido en dos grupos: uno usó cascos de realidad virtual inmersiva (VR), mientras que el otro grupo empleó tabletas tradicionales. La misión era aprender a clasificar residuos en generales, reciclables, orgánicos y del jardín.
Los resultados, publicados en el Journal of Intellectual Disability Research, fueron sorprendentes: los participantes que usaron la VR mostraron una mejora significativa en su capacidad para aplicar estas habilidades en el mundo real, y lo mejor de todo, mantuvieron el conocimiento una semana después del entrenamiento. Es decir, la diferencia no es algo común. El “aprender haciendo” en un entorno virtual seguro y controlado se traduce en habilidades que se retienen más efectivamente y que se aplican con mayor éxito en la vida real.
Esto subraya una verdad fundamental sobre el aprendizaje: la inmersión y la experiencia directa son herramientas poderosas para la educación. La VR ofrece un entorno en el que los errores no tienen consecuencias graves y el aprendizaje se convierte en un proceso más dinámico y adaptable. Para las personas con discapacidad intelectual, esto es una ventaja y una necesidad. La capacidad de aprender nuevas habilidades sin los riesgos asociados al mundo real puede marcar la diferencia entre la independencia y la dependencia.
El potencial inexplorado
Si bien el estudio se centró en la clasificación de residuos, el potencial de la VR va mucho más allá. La tecnología puede ser utilizada para enseñar una variedad de habilidades esenciales, desde la seguridad en la cocina hasta la navegación en el transporte público.
Sin embargo, para que este potencial se materialice plenamente, es clave avanzar desde la fase de investigación hacia una implementación más amplia. La tecnología debe ser accesible y asequible para quienes más la necesitan. Además, puede ser utilizada para preparar a las personas para interacciones médicas y otras situaciones que pueden causarles ansiedad.
Con todo, el desafío es asegurar que estos avances lleguen a quienes más los necesitan y se conviertan en una herramienta de cambio positivo a escala global. En última instancia, la verdadera medida del éxito de la VR será la capacidad de empoderar a estas personas para vivir vidas más plenas y autosuficientes.