Los efectos de la motosierra sobre el Servicio Meteorológico Nacional

El SMN sufrió una reducción presupuestaria del 30,9 por ciento en 2024. Cómo impacta el ajuste en la prevención de catástrofes naturales. El caso de Bahía Blanca.

Créditos: Fundación Ambiente y Recursos Naturales.
Créditos: Fundación Ambiente y Recursos Naturales.

Por Santiago López*

Las inundaciones en Bahía Blanca revelan el impacto del cambio climático y las consecuencias de un Estado Nacional cada vez más austero. El presupuesto del SMN, encargado del pronóstico meteorológico y la emisión de alertas tempranas, se vio disminuido en un 30,9 por ciento respecto a 2023. Para 2025 se espera otra baja del 17,5 por ciento. Además, en 2024 el personal del organismo se redujo un 9,4 por ciento. Esto impacta en la eficacia del organismo a la hora de cumplir con sus funciones.

La tragedia que afrontaron los bahienses dejó un saldo de –al menos– 16 fallecidos, 100 desaparecidos y 1450 evacuados. Se trata de un hecho sin precedentes. Cayeron más de 290 milímetros de agua en tan solo unas horas; cifra que equivale a lo que habitualmente llueve a lo largo de seis meses en esa zona.

Un estudio de ClimateMeter —proyecto del Laboratorio francés de Ciencias del Clima y del Medio Ambiente que analiza eventos meteorológicos extremos desde una perspectiva climática— indicó que el cambio climático agravó las inundaciones de marzo en territorio nacional. El aumento de las temperaturas a nivel mundial, causado por la quema de combustibles fósiles, conduce a lluvias más frecuentes e intensas. Los expertos precisan que, si la Tierra continúa aumentando sus temperaturas, los fenómenos meteorológicos se volverán cada vez más extremos.

En este contexto, la realidad argentina muta de gris a negra. En 2024, el Servicio Meteorológico Nacional afrontó un ajuste que representa el 30,9 por ciento de su presupuesto. Según datos de la Secretaría de Hacienda de la Nación el presupuesto del SMN pasó de $ 28.347,9 millones en 2023 a $19.592,7 millones el año siguiente. Además, el personal del organismo se vio reducido en un 9,4 por ciento durante 2024. Los números del INDEC indican que la plantilla contaba, para diciembre de ese año, con 1.053 empleados, mientras que, en 2023 los trabajadores disponibles eran 1.162.

Las medidas del gobierno libertario afectaron el presupuesto y el funcionamiento del Servicio Meteorológico Nacional. La quita de fondos, por ejemplo, imposibilita la compra de materiales nuevos y dificulta el mantenimiento de herramientas claves como radares, fundamentales para emitir los avisos en tiempo y forma.

Hace unos meses, el SMN iba a poner en funcionamiento 10 nuevos radares. Estos ofrecerían una cobertura al 70 por ciento de la superficie del país, pero el gobierno dio de baja la medida. Uno de los nuevos radares que se habían anunciado iba a estar en Las Grutas, Río Negro, cerca de Bahía Blanca.

A pesar del ajuste, el sistema de alerta temprana del Servicio Meteorológico Nacional tuvo un rol clave en la preparación de la tormenta del viernes. Emitió una alerta naranja por lluvias intensas el 6 de marzo a las 18 horas y en la mañana del día siguiente cambió la alerta a roja.

Operando en un escenario de reducción presupuestaria que limita sus funciones, el SMN se enfrenta a una situación compleja. El cambio climático vuelve más frecuente e intensifica los fenómenos meteorológicos extremos y la respuesta del Gobierno es más motosierra: para este año se prevé un ajuste del 17,5 por ciento.

Incluso desde una perspectiva económica es más barato prevenir que curar. Sin embargo, como ya quedó claro, el ajuste y el desguace de organismos públicos no responde a racionalidad de ningún tipo.

*Estudiante de la Licenciatura en Comunicación Social de la UNQ.


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