
El término “manosfera”, proviene de las palabras en inglés man -hombre- y sphere -esfera-. Este movimiento plantea que el mundo es ginocentrista, es decir que privilegia a las mujeres, y los hombres se vuelven víctimas de ese sistema. A través de estas creencias, utilizan sitios webs propios, foros o redes sociales, principalmente Youtube y X, para dialogar y reafirmar su masculinidad tradicional.
“No es un grupo, sino más bien un ambiente en Internet que tiene que ver con cómo hoy se construyen las masculinidades de una manera sexista. Hay diferentes vertientes que tienen como punto en común el odio, la humillación y la descalificación hacia las mujeres”, explica Sandra Chaher, comunicadora feminista y presidenta de la Asociación Civil Comunicación para la Igualdad, a la Agencia.
Y agrega: “Frente a los avances feministas, la autonomía de las mujeres y el cuestionamiento de la masculinidad tradicional, los varones empezaron a sentirse afuera, están inestables o confusos. Entonces, en los últimos años, comenzaron a construir distintas tribus por oposición o por alteridad. Hay un un rescate de lo viril en términos tradicionales, es decir, de una masculinidad fuerte”.
La filosofía de la píldora roja
Una investigación realizada por el Centro Reina Sofía de FAD Juventud de España explica que la manosfera se constituye por distintos grupos que se unen bajo la filosofía de la red pill (píldora roja), idea que proviene de la película Matrix, que les permite conocer una verdad. Esta pastilla se presenta como un proceso revelador en el pensamiento masculino que “pretende despertar a los hombres de la pesadilla misándrica feminista y su lavado de cerebro, consiguiendo así unir a todas las subculturas de la manosfera”.
Este estudio destaca cinco subgrupos que sobresalen en el fenómeno virtual: los artistas del ligue o gurús de la seducción, los MGTOW (Men Who Go Their Own Way, que en español significa “Hombres que siguen su propio camino”), los Incels o celibatos involuntarios, los Activistas por los Derechos de los Hombres y los youtubers misóginos.
Los primeros promueven tips, consejos o tácticas para seducir y tener relaciones con las mujeres; sus consejos se basan en la manipulación, el chantaje y lastimar la autoestima de ellas. Por su parte, los “Hombres que siguen su propio camino”, al considerar que la sociedad se centra únicamente en las mujeres, piensan que su valor es intrascendente por lo que deciden apartarse y dejar de tener relaciones con ellas ya que las ven como seres manipuladores. Son célibes voluntarios y plantean una masculinidad que se cierra sobre sí misma para defenderse.
Respecto a los incels o célibes involuntarios, se consideran incapaces de tener relaciones sexuales y románticas, aunque las deseen, y culpan abiertamente a las mujeres. Su premisa se basa en que ellas son ventajistas y solo les interesa la apariencia y el dinero. En esta línea, apoyan la violencia contra las mujeres y contra los hombres que tienen la suerte de tener relaciones felices.
“Entender la manosfera como un espacio de restauración y (re)construcción de identidad masculina nos permite identificar los valores y discursos que estructuran las diferentes comunidades masculinistas digitales”, describe el informe del Centro Reina Sofía. Así, pese a la pluralidad de grupos y hombres, todos coinciden en la necesidad de reafirmar una visión de la masculinidad que entra en conflicto con los ideales feministas y los cambios que se produjeron en el sistema tradicional de género.
Otras masculinidades
En la búsqueda por una masculinidad viril, muchos de estos grupos encuentran una identificación con lo que ofrecen los espacios de ultraderecha o derechas alternativas. “Los políticos de estos sectores le hablan directamente a los adolescentes y jóvenes. Les muestran una narrativa de fortaleza, virilidad y coraje que, en los momentos en que están formando su masculinidad, les resulta atractiva”, relata Chaher.
Así, ofrecen una zona de confort donde los jóvenes no tienen que cuestionar todo aquello que propone el feminismo. “Tienen un lugar cómodo pero que tampoco nadie está disputando. La pregunta que nos cabe hacer es, ¿por qué los jóvenes progresistas no presentan un modelo de masculinidad alternativo? Ellos necesitan identificarse para formarse como hombres y no lo encuentran en esos espacios, pero sí en los extremistas”, reflexiona la comunicadora ante la Agencia.