“Francisco es una referencia para quienes piensan en todos los peligros que acechan al mundo”

Nancy Calvo, especialista de la UNQ en historia política y religión, dialogó con la Agencia sobre el legado del Papa y el futuro de la Iglesia.

Créditos: Getty Images.
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A los 88 años falleció el Papa Francisco, el primero de Argentina y de América Latina. Su liderazgo al frente de la iglesia católica estuvo marcado no solo por mensajes y cartas, sino también por medidas concretas que intentaron acercar a ciertos grupos que se habían alejado de la institución. Además, sus posiciones frente a los temas políticos, económicos y sociales de la época (las guerras, el cambio climático, la migración y la pandemia) marcaron un antes y un después en una institución que a priori se caracteriza por ser conservadora. En conversación con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes, Nancy Calvo, docente e historiadora de la UNQ especialista en política y religión, reflexiona sobre el legado del Papa y el futuro de la iglesia.

-Con “el diario del lunes”, hubo una institución conservadora que eligió un Papa de tendencia reformista o progresista. ¿Cuál es su análisis?

En la Iglesia siempre hubo tendencias que buscaron acercar la institución a la sociedad, por una cuestión que tiene que ver con la evangelización y con el objetivo de que la fe católica no se pierda. En el momento en que Francisco llegó, hubo una crisis muy profunda en la Iglesia, tanto hacia adentro como hacia afuera, ligadas a la corrupción y denuncias por pederastia, que se sumaron a la pérdida de fieles.

-Sin embargo, al momento de su asunción, muchas personas lo miraban con cierta desconfianza.

-Aunque en ese momento no podíamos saberlo, Francisco tuvo mucha claridad respecto de para qué quería ser Papa en ese momento tan crítico de la Iglesia. En la designación se lo veía como un continuador más de las ideas y las políticas de Benedicto XVI, pero resulta que apareció un personaje que tuvo su propia mirada de predicar el evangelio y de entender la Iglesia como un lugar de puertas abiertas, algo que practicaba desde el Arzobispado de Buenos Aires. Allí estuvo cerca de los curas villeros y se ocupó de los presos, de las prostitutas y de todos los descartados, un concepto que él usaba. Esto mismo apareció desde el centro neurálgico mismo de la Iglesia Católica en un contexto político atravesado por fenómenos absolutamente opuestos.

-En ese contexto adverso que usted menciona es donde Francisco se convirtió en un líder para muchas personas, incluso para quienes no necesariamente son católicos.

-La figura de Francisco se convirtió en una referencia para todos aquellos que siguen o que piensan, no solo en la injusticia social, sino en todos los peligros que acechan a este mundo: la cuestión de la paz, los gobiernos de ultraderecha y los problemas ambientales, que fueron una novedad durante su papado. De hecho, la cuestión ecológica es un aporte de Bergoglio que no está desligada de la paz y la justicia social, sino que se integra a esta mirada de poner en el centro lo humano y cuidar la casa común.

Nancy Calvo fue directora del Departamento de Ciencias Sociales de la UNQ. Créditos: Universidad Nacional de Quilmes.
Nancy Calvo fue directora del Departamento de Ciencias Sociales de la UNQ. Créditos: Universidad Nacional de Quilmes.

-¿Qué repercusiones tuvieron algunas iniciativas de Francisco como bendecir uniones entre personas del mismo sexo?

Algunos consideran que fue demasiado lejos en impulsar estas medidas de tener una Iglesia abierta para todos y contener a las diversidades sexuales, porque fue muy disruptivo para los valores y la moral eclesiástica. A su vez, dentro del propio catolicismo, también están los que dicen que no hizo lo suficiente.

-¿Por ejemplo?

-Este grupo sostiene que muchas iniciativas no se tradujeron en instituciones más concretas. Un caso es la participación de las mujeres dentro de la estructura eclesiástica. Si bien avanzó y designó a mujeres en distintos lugares, el sacerdocio es masculino.

-En este aspecto, Francisco sostenía que lo importante era abrir procesos.

-Él sostenía un principio que me parece muy interesante, y es que el tiempo superior al espacio. La idea fundamental en su manera de ejercer su pastoral y de predicar el evangelio fue que lo importante era abrir procesos, más que cerrarlos. Es decir, que los procesos pueden ser muy largos, que no vamos a ver el resultado, pero es como sembrar para recoger en algún momento. También fue el conductor de una institución compleja que tomó decisiones que son muy notables, pero no con la pretensión de romper, sino de conducir. Por ejemplo, designó a casi el 80 por ciento de los obispos que van a elegir a nueva Papa y muchos no son europeos.

-¿Y esto garantiza la continuidad de sus políticas?

-La verdad que no, pero sí de alguna manera pone en el centro de la escena que hay un proceso abierto de discusión y que si el próximo Papa no representa efectivamente una continuidad, tampoco se puede volver del todo atrás, por lo menos en los próximos años. Sabemos que muchas cosas pueden volver atrás, que la historia no es un proceso lineal y progresivo, pero sí hay un proceso abierto y hay representantes que tienen lugares de toma de decisión en el propio Vaticano que son expresión de ese proceso.

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