
“El modelo que desarrollamos produce recorridos más cortos, evita viajes de ida y vuelta excesivos, y da muchas opciones que mejoran la forma de recolección actual. A diferencia de otros modelos de recolección que ya vienen cerrados, en este caso el usuario (el municipio de General Rodríguez) puede cambiar muchos de los parámetros en función de las transformaciones que el territorio va sufriendo a lo largo de los años”, cuenta Beatriz Arias, directora del Centro de Estudios de Desarrollos Territoriales de la UNM, en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes.
Para realizar la plataforma, los investigadores tuvieron que hacer un análisis de todo el municipio, que incluyó la densidad poblacional, la cantidad de manzanas ocupadas y el tipo de calles que tiene General Rodríguez, entre otros datos. Una vez que recolectaron toda la información geográfica, dos matemáticos que formaron parte del proyecto diseñaron diferentes modelos y produjeron distintos algoritmos para optimizar las rutas de recolección.
Aunque parece sencillo, la recolección de residuos es una ciencia. Incluso, la complejidad es todavía mayor si se trata de uno de los municipios bonaerenses que más creció en los últimos años. Según el censo realizado en 2010, en General Rodríguez vivían alrededor de 87 mil personas. Doce años después, la población superó los 140 mil habitantes. Por eso, además de establecer rutas más eficientes para la actualidad, la plataforma creada desde la UNM permite realizar proyecciones de escenarios futuros.

En líneas generales, la opción más sencilla para los municipios o las empresas encargadas de los residuos es comprar un modelo de recolección determinado. Sin embargo, al ser genéricos, no se adecuan ni tienen en cuenta las características propias de los territorios. En el caso de General Rodríguez, los especialistas de la UNM comprobaron que el sistema era muy ineficiente y generaba un gasto extra de tiempo y de dinero.
“Frente a estos modelos que son muy genéricos, nosotros tuvimos en cuenta las horas y las condiciones en las que trabaja cada persona, el volumen de residuos que puede albergar cada camión, la cantidad de residuos que tienen que juntar y los sitios para llevarlos. Justamente, lo que tratamos de hacer con el modelo matemático es valorar todas las combinaciones posibles para encontrar las salidas más adecuadas”, detalla Arias, quien además es arquitecta y planificadora urbana regional.

