Cáncer de mama: nuevo estudio confirma que la lactancia materna es una aliada para evitarlo

Científicos demostraron cómo la actividad incrementa la presencia de células protectoras en el tejido mamario. Este hallazgo explica el mecanismo biológico detrás del beneficio y abre las puertas a posibles tratamientos.

La lactancia favorece la presencia de células protectoras contra el cáncer de mama en los tejidos (imagen: sannicolasciudad.gob.ar)
La lactancia favorece la presencia de células protectoras contra el cáncer de mama en los tejidos (imagen: sannicolasciudad.gob.ar)

Un grupo de investigadores de diversas instituciones sanitarias australianas estudió los mecanismos inmunológicos detrás de la lactancia materna. El tejido mamario sufre modificaciones antes, durante y después de este proceso y componentes del sistema inmune migran al tejido mamario. Llegaron a la conclusión de que amamantar lleva a la prevalencia de un tipo particular de glóbulos blancos: los TCD8+. Estas células son las responsables de la protección contra el cáncer de mama. Los resultados fueron publicados en un artículo de la revista Nature al que la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes tuvo acceso.

Según el artículo publicado en Nature, la lactancia materna reduce el riesgo de cáncer de mama, en particular el triple negativo, el más grave e invasivo. Los especialistas australianos demostraron que el hecho de amamantar induce una acumulación de células T CD8+ en el tejido mamario humano normal. Los especialistas afirman que, durante el embarazo y el posparto, el tejido mamario se reacomoda para asegurar el suministro de leche nutritiva. Luego del destete ocurre un proceso llamado involución para recuperar el estado original. Es durante este proceso que se crean nuevas células y se eliminan las viejas y dañadas. Este rediseño es el factor que desencadena la acumulación de las células TCD8+.

Las células TCD8+ se conocen como linfocitos citotóxicos. Son capaces de detectar moléculas específicas que se encuentran en la superficie de células tumorales para eliminarlas mediante la liberación de sustancias tóxicas. Los científicos a cargo del artículo de Nature analizaron, en primera instancia, una población de 260 mujeres sanas que se habían sometido a mastectomías preventivas o reducciones mamarias. La mastectomía preventiva es un método elegido por aquellas personas que presentan riesgo elevado de contraer cáncer de mama debido a mutaciones en genes específicos. Realizaron el recuento de los linfocitos TCD8+ en los tejidos extraídos y encontraron más células en las muestras de personas que habían tenido hijos y los habían amamantado.

Para evaluar el efecto protector los especialistas recurrieron a estudios con animales. Se utilizaron ratones que nunca habían tenido descendencia, otros cuyas crías fueron extirpadas para forzar el destete y animales que habían pasado por un ciclo completo de lactancia. En todos ellos se introdujeron células cancerosas y los científicos descubrieron que los tumores eran más pequeños en los animales que habían lactado. En estos animales se registró mayor presencia de linfocitos TCD8+.

Por último, el equipo analizó una población de más de mil mujeres con cáncer de mama triple negativo, una de las formas más agresivas de la enfermedad. Quienes habían amamantado tuvieron mejores tasas de supervivencia respectos de quienes no lo habían hecho.

Según la OMS se estima que en 2022 fallecieron más de 650 mil personas por cáncer de mama en todo el mundo. Cerca de la mitad ocurrió en mujeres sin factores de riego específicos, más allá de su género y edad. Aunque las mujeres son las más afectadas, cerca del uno por ciento de los casos corresponden a varones. Los científicos ahora se concentran en las proteínas que están implicadas en la acción antitumoral de las células TCD8+. El objetivo es incrementar las opciones terapéuticas para las personas que no amamantaron.


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