Científicos de la UBA detectaron que los roedores del AMBA se infectaron de coronavirus durante la pandemia por el contacto directo con las personas.
Créditos: UBA.
Científicos del Instituto de Ecología, Genética y Evolución de Buenos Aires, dependiente de la UBA y el Conicet, detectaron la presencia de anticuerpos contra el coronavirus en ratones urbanos capturados entre 2020 y 2022 en barrios vulnerables del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). El hallazgo indica que estos animales estuvieron expuestos al virus durante la pandemia y los investigadores sostienen que ocurrió una zoonosis inversa. Así lo explica Olga Suárez, investigadora principal del Instituto: “Esto sucede cuando el patógeno es transmitido de seres humanos a animales y no al revés. Los roedores quedaron expuestos durante el período de intensa circulación del virus en la población humana y lo que vemos es que, a medida que aumentaban los contagios entre personas, también crecían los casos en roedores”. Según detalla ante la Agencia, saber dónde puede habitar el coronavirus y cuáles pueden ser las posibles fuentes de contagio permite aportar información para generar mejores políticas públicas sanitarias.
Entre julio de 2020 y septiembre de 2022, el equipo de investigación capturó y examinó a 125 roedores, provenientes de siete barrios vulnerables y siete espacios verdes del AMBA, en busca de signos de exposición e infección de la covid-19. De ese total, ocho ratones dieron positivo en la presencia de anticuerpos contra el coronavirus. “El hallazgo más relevante es que todos los animales seropositivos provenían de cinco barrios de bajos ingresos diferentes, que fueron precisamente las áreas con mayor circulación viral humana. No encontramos ningún roedor con anticuerpos en espacios verdes, lo que sugiere un patrón relacionado con la interacción humano-roedor”, cuenta Suárez.
En esos barrios, las condiciones de hacinamiento, la gestión inadecuada de residuos y la cercanía de los roedores a las viviendas facilitan que los animales se expongan al virus. Este contagio se puede dar a través de desechos contaminados, aguas residuales, mascarillas usadas, pañuelos descartados, o incluso contacto directo con personas infectadas. Así, el equipo científico observó un aumento de la exposición a lo largo del tiempo que coincide con el incremento de casos humanos en el AMBA.
“Que tengan anticuerpos significa que estuvieron expuestos al virus y su sistema inmune respondió. En cuanto al peligro, es importante ser cautelosos y no alarmistas. No encontramos virus activo en ningún roedor, lo que sugiere que no estaban infectados al momento del muestreo. Sin embargo, esto refuerza la necesidad de mantener vigilancia continua y mejorar las condiciones sanitarias en barrios vulnerables para prevenir futuros riesgos”, esclarece la investigadora. Este estudio, publicado de manera reciente en la revista Vector-Borne and Zoonotic Diseases, aporta la primera evidencia de este tipo en el AMBA y coincide con resultados similares que obtuvieron científicos en otras partes del mundo.
“Queríamos aportar información desde América Latina, donde la evidencia sobre circulación de coronavirus en roedores era aún escasa y geográficamente heterogénea. Estos datos son críticos para desarrollar estrategias de prevención integradas bajo el enfoque Una Salud”, describe Suárez. Una Salud es la colaboración de los distintos niveles del Estado para alcanzar la mejor estrategia para llevar adelante políticas públicas sanitarias.