El gobierno volvió a la carga contra el INTI y la industria nacional

En diálogo con Al borde del precipicio, dos integrantes del Instituto explican las consecuencias de las últimas medidas y la situación del organismo.

Créditos: El Ciudadano.
Créditos: El Ciudadano.

A principio de diciembre se publicó en el Boletín Oficial la disolución del Servicio Argentino de Calibración y Medición (SAC), una red de laboratorios supervisados por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), que trabajaban para validar el peso y la medida de diferentes productos. Cuando los trabajadores reclamaron en la sede central ubicada frente a la avenida General Paz, fueron reprimidos por la policía. Incluso, la televisión captó el momento en que un oficial tildó de “ñoqui” a una de las personas que formaba parte de la protesta. No es la primera vez que el gobierno apunta sus cañones contra el INTI. En este sentido, a mediados de año le había quitado su autonomía, pero con un decreto publicado en septiembre dio marcha atrás. Sin embargo, cuentan sus trabajadores, el objetivo sigue siendo el mismo: desmantelar todo lo que tenga que ver con la ciencia, la tecnología y la industria argentina.

El proyecto político del gobierno para la ciencia y el entramado productivo de nuestro país está muy claro. Siguen avanzando en la destrucción del INTI con disolución de líneas de trabajo, de programas y de sectores específicos. A eso se le suma el congelamiento salarial, que sigue expulsando a compañeros y compañeras del organismo. Llevamos dos años de sueldos congelados y en diciembre no tenemos nada para festejar”, cuenta Giselle Santana, trabajadora del INTI e integrante de la Asamblea Multisectorial del Instituto, en conversación con Al borde del precipicio, el programa de radio de la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes, que se emite por UNQ Radio FM 91.5.

Hay al menos tres datos que permiten dimensionar el ataque del gobierno nacional contra la ciencia, la tecnología y la industria local. Por un lado, la cantidad de trabajadores que abandonaron el Instituto desde el inicio de la actual gestión. En este aspecto, las últimas cifras estiman que alrededor de 800 personas dejaron el INTI con jubilaciones, retiros voluntarios, cese de contratos y más. Este número representa entre un 25 y un 30 por ciento del total de integrantes que había hasta el 10 de diciembre de 2023.

Por otro lado, según los últimos datos del grupo economía.política.ciencia, el presupuesto del INTI tuvo un deterioro del 49,4 por ciento en estos dos años de gestión libertaria. Al igual que los analistas de la política científica hablan de cientificidio, los especialistas de la política industrial hablan de “industricidio”. En este aspecto, en 24 meses cerraron más de 16 mil pymes, miles de personas perdieron sus empleos en el sector privado, y las ventas continúan en niveles bajos.

A este panorama hay que sumarle el rumor de que el gobierno planea reducir un diez por ciento más la planta de trabajadores en los organismos descentralizados. “El nivel de eficiencia que tiene el gobierno para la destrucción es abismal. Por lo tanto, tiene mucha lógica retirar al Estado de una política de desarrollo de la industria”, reflexiona Santana.

Que lo mida otro

Bajo el argumento de la agilidad, la desburocratización y la superposición de tareas, el gobierno disolvió el SAC. Para dimensionar el impacto del hecho, Marcelo Isleño, trabajador del INTI en el área de metrología, explica su importancia: “El Servicio Argentino de Calibración y Medición es una red de laboratorios supervisados por el Instituto bajo estándares internacionales, para que los laboratorios demuestren competencias técnicas de ensayo y calibración, y puedan generar resultados válidos y confiables”.

En diálogo con Al borde del precipicio, Isleño agrega: “El INTI siempre fomenta el crecimiento de la industria nacional, que es receptora de la transferencia científico y tecnológica del Instituto. A partir del SAC, las empresas y los laboratorios tenían la posibilidad de calibrar sus instrumentos y realizar las mediciones con competencias técnicas aseguradas. Al contrario del discurso del gobierno, nosotros no competimos con la industria, sino que fomentamos su crecimiento y le otorgamos valor”.

Frente a la pregunta de quiénes ganan con esta medida del gobierno, Santana apunta a determinados actores que podrían monopolizar el servicio. Sobre los perdedores, la trabajadora del INTI advierte: “Los más perjudicados son los laboratorios, que no solo podían calibrar sus equipos gracias al Instituto, sino que también recibían acompañamiento, asistencia técnica, transferencia tecnológica, capacitaciones y auditorías, todo con aranceles accesibles para que pudieran mejorar la calidad de las mediciones”.


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