Covid-19: avanzan las pruebas de la vacuna nacional “Arvac Cecilia Grierson”
Ya se aplicó en 80 personas sanas previamente vacunadas contra el virus y ofreció buenos resultados. Inmunizará a la población local a partir de 2023.
Cuando la articulación público-privada responde de manera eficaz a los desafíos del desarrollo de un país es, sin dudas, es una buena noticia. Así lo demuestra la vacuna ARVAC, ciento por ciento argentina, desarrollada por la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), el Conicet y el laboratorio Cassará que, tras los resultados interinos de su fase I, se posiciona como la candidata ideal para vacuna de refuerzo en Argentina y en la región a partir de 2023.
Es la primera vez que una vacuna preventiva de enfermedades infecciosas diseñada y desarrollada integralmente en Argentina completa los estudios clínicos de fase I. En este caso, se realizó con 80 personas sanas previamente vacunadas contra la Covid-19 y demostró ser segura y muy eficaz. “La forma de medir la eficacia de ARVAC como vacuna de refuerzo fue medir la cantidad de anticuerpos neutralizantes que tenían las personas antes y después de recibir la vacuna. Los anticuerpos neutralizantes son los que impiden que el virus SARS-CoV-2 ingrese a las células y se replique. ARVAC demostró que induce un incremento de hasta 30 veces de esos anticuerpos contra tres variantes del virus: Ómicron, Gamma y Wuhan”, explica la doctora en Inmunología Juliana Cassataro, quien lidera el equipo de investigadores que desarrolló la tecnología.
Normalmente, la fase I es para evaluar la seguridad de la vacuna en una cantidad acotada de pacientes. Pero, según detalla Jorge Cassará, director comercial del Laboratorio Cassará, en esta oportunidad se llevó a cabo una fase I más extendida para poder evaluar también inmunogenicidad, es decir “tener una idea de la eficacia de la vacuna”.
En esa dirección, Cassataro agrega que una forma adicional de evaluar la eficacia de ARVAC fue medir la respuesta inmune a escala celular antes y después de una dosis. “Este indicador también dio muy bien: vimos que la vacuna ARVAC incrementa la frecuencia de células T que producen IFN-gamma”, destaca.
Las 80 personas voluntarias que participaron del estudio de fase I, liderado por el investigador principal Gustavo Yerino, continúan siendo monitoreadas. En ese sentido, los resultados anunciados son considerados interinos, es decir provisorios, y fueron obtenidos casi un mes después de que se aplicaron las dosis. Esos resultados ya fueron presentados ante la ANMAT.
El refuerzo que faltaba
La ARVAC es una vacuna de segunda generación diseñada para ser usada como refuerzo ya que contiene el cambio de variante, lo que permite aumentar la protección frente a las nuevas variantes del virus respecto a las vacunas que actualmente se utilizan como refuerzo.
Se basa en la tecnología de proteína recombinante, una tecnología muy segura y conocida que se utiliza desde hace décadas para fabricar la vacuna contra Hepatitis B que se utiliza en niños recién nacidos, o contra HPV que se aplica a adolescentes.
Está compuesta por un antígeno recombinante purificado (la región de la proteína spike que une al receptor ACE 2 llamado RBD versión gamma) con un adyuvante clásico como el gel de albúmina.
Esta vacuna se puede almacenar y transportar refrigerada (2-8 °C) y está diseñada para que en cuatro meses pueda actualizarse su principio activo para hacer frente a nuevas variantes del virus que escapen a la respuesta inmunológica de la población.
Las vacunas que utilizan un virus como vector, como las de Sputnik o AstraZéneca, tienen el riesgo de perder eficacia en individuos cuyo sistema inmunológico creó anticuerpos contra esos vectores virales. La tecnología de la ARVAC es ideal para utilizarse como vacuna de refuerzo en personas ya vacunadas con otro tipo de vacunas.
El proyecto es la suma del esfuerzo coordinado de más de 100 personas de distintas disciplinas pertenecientes a nueve instituciones públicas y privadas: Universidad Nacional de San Martin (UNSAM), Conicet, Fundación Pablo Cassará, Laboratorio Pablo Cassará, Centro de Medicina Comparada de la Universidad Nacional del Litoral (CMC UNL), F.P. Clinical Pharma, Nobeltri, Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y Sida de la Universidad de Buenos Aires (INBIRS) y CEMIC.
En ese sentido, es un plan estratégico para el país y la región que enfoca la capacidad científico-tecnológica argentina en resolver necesidades concretas con alto impacto sanitario y económico. Además, dejará instalada una plataforma de desarrollo y producción de vacunas recombinantes que podrá ser utilizada para nuevas vacunas en el futuro.