A tres meses de la implementación de la iniciativa, Argentina ya realizó 290 trasplantes. Una operación que saca de la oscuridad a miles de personas.
En el campo de la Oftalmología, los trasplantes de córneas representan uno de los avances terapéuticos más importantes en los últimos 50 años. Aún cuando la ceguera o debilidad visual no representan un riesgo aparente para la vida, la severa limitación funcional que conlleva, concede a este tipo de intervención un alto valor social y humano.
Según datos brindados por el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai), en Argentina, 2.731 personas esperan un trasplante que les permita recuperar la visión y mejorar la calidad de vida. En ese sentido, con el objetivo de reducir el tiempo de espera de las personas que necesitan esta operación, en noviembre de 2021 se puso en marcha en el Plan Nacional de Resolución de la Lista de Espera para Trasplante de Córneas. Desde entonces, 123 pacientes con ceguera recibieron un trasplante.
¿Qué es la córnea?
La córnea es la ventana delantera transparente del ojo que ayuda a enfocar la luz para poder ver. Está compuesta por capas de células que trabajan en conjunto para proteger el ojo y proveer una visión clara. Para tener buena visión debe ser transparente, suave y sana. Si tiene cicatrices, está hinchada o dañada, la luz no se enfocará correctamente en el ojo. Por consiguiente, la visión es borrosa o se ve un resplandor. Si no se puede curar o reparar, el oftalmólogo puede recomendar el trasplante de córnea, un procedimiento quirúrgico que reemplaza la córnea enferma por una transparente y saludable de un donante humano.
Algunos problemas oculares comunes que pueden perjudicar a la córnea son cuando tiene forma de cono en lugar de cúpula; cuando las células de la capa interior no funcionan eficazmente y cuando existen lesiones o infecciones oculares que producen cicatrices.
Opciones de trasplantes
Existen distintos tipos de trasplantes de córnea. En ciertos casos, solo se reemplazan la capa delantera y la capa intermedia. En otros, únicamente se extrae la capa interior. Pero, a veces, es necesario reemplazarla toda.
Antes y durante la cirugía se colocan unas gotas en los ojos y es posible que se brinden otros medicamentos para ayudar en la relajación del paciente. El especialista usa anestesia local o general y coloca un dispositivo en el ojo para mantenerlo abierto. Pero el paciente no ve casi nada, o nada en absoluto, debido a la anestesia.
Según las necesidades específicas, el cirujano decide cómo trasplantar la córnea sana. En algunos casos, extrae una porción circular de su córnea y, en su lugar, sutura una porción del mismo tamaño de la del donante. A veces, saca solo una capa muy delgada de células de la parte delantera, las reemplaza con el tejido del donante y realiza una sutura. En otros casos, se extrae la capa interior dañada y se coloca un disco delgado de tejido sano del donante en la superficie posterior de la córnea. Luego, se coloca una burbuja de aire en el ojo para empujar esta capa de células nueva, para que quede en su lugar y pueda sanar adecuadamente.
Posoperatorio
Después de la cirugía, generalmente se fija un protector en el ojo para mantenerlo cubierto y seguro, y el paciente permanece en observación hasta reponerse de la anestesia. Si bien la recuperación de la visión es lenta, se logra una mejoría del 90 al 100 por ciento de la capacidad visual previa a la afectación corneal. Los puntos no se retiran en su totalidad hasta pasados los ocho meses.
Como la córnea no tiene irrigación sanguínea el riesgo de rechazo es muy bajo, con lo cual el éxito del trasplante suele estar asegurado. Con todo, estas operaciones son reconocidas a nivel internacional como la opción terapéutica por excelencia, capaz de rehabilitar integralmente al paciente y de reincorporarlo a su vida laboral y social.
