Entre la informática y las moléculas, Alejandra Zinni busca redefinir la medicina argentina
Pionera de la farmacología computacional, desde la Universidad Nacional de Quilmes fusiona tecnología y ciencia para transformar la medicina tradicional en soluciones innovadoras.
Si las películas de ciencia ficción enseñan algo, es que el futuro suele llegar antes de lo esperado. Y en un laboratorio de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), un equipo liderado por la doctora Alejandra Zinni, diseña ese futuro molécula a molécula, clic a clic. Sí, en el corazón del conurbano bonaerense, donde las historias de superación se escriben con mate en mano, la ciencia argentina redefine la medicina.
Zinni, una mujer que combina la precisión quirúrgica del modelado molecular con la resiliencia propia de quien lleva años en el sistema científico argentino, no necesita presentaciones entre quienes entienden de biotecnología. Pero, por si hace falta: con más de 15 años de experiencia en gestión en Ciencia y Tecnología, equilibra sus roles como vicerrectora de la UNQ y Directora del Laboratorio de Farmacología Computacional. Desde allí, dirige el Programa de Investigación “Estrategias de ingeniería en automatización, computación y procesos industriales aplicadas a la resolución de problemas tecnológicos”. Su línea de investigación se centra en el diseño y desarrollo de compuestos con actividad farmacológica, utilizando herramientas computacionales para abordar desafíos que antes parecían imposibles de resolver.
“Estamos redefiniendo la manera en que se hace ciencia. La computación no solo acelera los tiempos, sino que nos permite ser más precisos y efectivos. Desde la universidad pública, podemos lograr avances que compitan a nivel global”, asegura Alejandra Zinni, vicerrectora de la UNQ, en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ.
Ella invita a entrar en un espacio menos glamoroso que laboratorios llenos de tubos de ensayo y científicos con batas blancas, pero tal vez infinitamente más eficiente: el de las simulaciones computacionales. “Antes probábamos molécula por molécula en un laboratorio físico. Ahora, la computadora simula millones de combinaciones en horas y nos lleva directo a las más prometedoras”, explica.
Es como pasar del mapa de papel al GPS. La diferencia es que, en lugar de buscar la mejor ruta, se está diseñando el próximo medicamento que podría salvar vidas.
Mujer, científica y gestora: un triatlón en territorio hostil
Ser científica en Argentina ya es un desafío. Ser mujer y liderar un campo históricamente dominado por hombres eleva la dificultad a niveles olímpicos. Pero Zinni no solo corrió la carrera: la transformó en una plataforma para inspirar a otras. “No es un camino fácil, pero cada obstáculo superado es una victoria que allana el camino para las que vienen”, asegura.
Como si la ciencia no fuera suficiente, lleva más de 15 años dedicados a la gestión. En su rol de vicerrectora, trabaja para garantizar que otros investigadores puedan brillar, incluso cuando el contexto parece jugar en contra. Durante su gestión, como directora del Departamento de Ciencia y Tecnología, implementó políticas para fortalecer las áreas estratégicas de la UNQ, como la biotecnología, la informática aplicada y la sostenibilidad. Estas iniciativas le permitieron a la Universidad ser reconocida por sus proyectos de impacto en salud pública, particularmente en tiempos de pandemia, cuando los laboratorios de la UNQ contribuyeron al desarrollo de soluciones críticas para el sistema sanitario.
Además, el equipo de Zinni colabora activamente con organismos de salud y empresas biotecnológicas, asegurando que estas innovaciones trasciendan el laboratorio y se traduzcan en soluciones aplicables que impacten positivamente en la vida de las personas.
“Cada proyecto que iniciamos busca aportar soluciones reales y accesibles a los problemas más urgentes de nuestra sociedad. La ciencia no es un lujo, es una necesidad“, repite como un mantra, recordando a quien quiera escuchar que el futuro del país pasa, sí o sí, por invertir en conocimiento.
Para los científicos que recién empiezan en este mundo, el mensaje de Zinni es simple: no se rindan. Porque si algo le demuestra la vida es que la ciencia, esa que en otros lugares se da por sentado, en Argentina se convierte en un acto de resistencia. Mientras muchos tiran la toalla, ella sigue en pie, dispuesta a dar la pelea.