El humor político, entre la clandestinidad, la censura y los memes

Revistas como Tía Vicenta y Satiricón marcaron un punto de inflexión. La actualidad con proyectos como Eameo, que utilizan la gracia como una herramienta poderosa de comunicación.

El humor gráfico fue blanco de censura (imagen: www.istockphoto.com)

El humor político es casi tan viejo como la política misma. Los chistes con este contenido tienen la particularidad de molestar y divertir a la vez mientras que resultan fundamentales para el desarrollo de una identidad colectiva. Los productos humorísticos son una herramienta poderosa de comunicación y, en contextos violentos, constituyen una forma de sublimación de la agresión. En contextos de opresión, los gobiernos pueden elegir por la censura para que, precisamente, la identificación colectiva no ocurra. Desde la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ proponemos un recorrido por los principales medios de humor gráfico que surfearon la censura en la historia reciente.

Al principio, el humor en forma de resistencia era clandestino. Los chistes sobre los políticos o el dominio de la iglesia se transmitían de boca en boca o se contaban en lugares escondidos. Ese cerco quizá lo rompieron los bufones de las cortes europeas quienes tenían la libertad de reírse de todos, incluso del rey. Más allá de eso, reír de un poderoso que oprime da una sensación de poder que, en el pasado reciente de Argentina, algunos decidieron combatir mediante la censura.

En 1957 aparece la revista Tía Vicenta, dirigida por Juan Carlos Colombres, más conocido como Landrú. Este prestigioso humorista gráfico se metía con temas polémicos como la Revolución Libertadora y la proscripción del peronismo. De esta manera ignoraba el decreto de 1956 de Aramburu que prohibía toda mención o referencia a Juan Domingo Perón.

Landrú criticó todos los gobiernos por igual. El fue quien publicó una caricatura del presidente Arturo Illia como una tortuga. Hay quienes afirman que Illia se reía de esto y que incluso invitó a Landrú a cenar con el. Para los regímenes opresores Landrú no era tan gracioso. La gota que rebalsó el vaso fue una caricatura del entonces presidente de facto Juan Carlos Onganía. La comparación del dictador con una morsa fue lo que provocó la clausura de la revista en 1966. La publicación recién volvió a aparecer en 1977 por un breve lapso y dejó de publicarse de manera definitiva en 1979, durante la última dictadura conocida como Proceso de Reorganización Nacional.

Chiste que provocó la clausura de la revista Tía Vicenta en 1966

Por su parte, la revista Satiricón apareció en noviembre de 1972. La redacción de esta revista se encontraba en el patio trasero de la agencia de publicidad de sus creadores: Oskar y Carlos Blotta. Quien colaboró con ellos fue también Andrés Cascioli. Satiricón se interrumpió gracias a la censura numerosas veces hasta su total desaparición en 2005. Prohibida en dictaduras y democracias, marcó una época a partir del protagonismo de grandes periodistas y humoristas tales como Carlos Ulanovsky, Jorge Guinzburg y Roberto Fontanarrosa.

Andres Cascioli también fundó la revista Humor Registrado, mas conocida como Humor, en junio de 1978. Fue uno de los pocos medios de comunicación que se rió de la dictadura sin ser censurada y fue un éxito de ventas indiscutido. Caricaturizó a todos los miembros de la Junta Militar y criticó las políticas que se implementaban. En las páginas de Humor podía leerse a grandes dibujantes, ejemplo de ello es la tira de “Boogie el aceitoso” de Roberto Fontanarrosa. Esta publicación desapareció en 1999, con ella no pudo la dictadura pero sus dueños perdieron dos juicios contra Eduardo Menen y María Julia Alsogaray. Este hecho, sumado a la crisis económica de finales de los años noventa provocó su desaparición definitiva.

El presente de los memes

La palabra “meme” es un neologismo que apareció en 1976 gracias a Richard Dawkins quien lo definió como la unidad mínima de información que se transmite de una persona a otra. Los chistes, por ejemplo, son memes. En la actualidad el humor pasa por las redes y, en este sentido, los memes son protagonistas.

Eameo produce memes que se difunden con rapidez

Aunque es difícil rastrear autorías debido a la rapidez con la que se replica, el grupo conocido como Eameo es uno de los más importantes. Combinan humor ácido con montaje fotográfico y logran que las imágenes se compartan en muchas cuentas. Los chistes de este grupo provocan, sin dudas, identificación colectiva. ¿Influirán de alguna manera en las políticas que se adopten desde los gobernantes del presente? Es un interrogante que aún no encuentra respuesta.


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Nadia Chiaramoni

Licenciada en biotecnología. Doctora con mención en ciencias básicas y aplicadas