Patricia Gutti: “Más de 700 investigadores y 250 becarios generan conocimiento en la UNQ”
En el marco de los 25 años del Sistema de I+D, la actual secretaria de Investigaciones articula una visión multidisciplinaria que promueve el crecimiento y el impacto social de la ciencia. Por qué es clave integrar la investigación, la docencia y la transferencia tecnológica.
En Argentina, donde la ciencia a menudo se encuentra en una cuerda floja, los presupuestos oscilan como las mareas, y la incertidumbre se presenta como la única constante, Patricia Gutti se mantiene firme y avanza. Doctora en Economía con orientación en gestión de la innovación, y actual Secretaria de Investigaciones de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), su trayectoria le brinda una perspectiva única sobre el estado de la ciencia en el país, al moverse entre dos ámbitos fundamentales: el desarrollo intelectual y las políticas públicas.
Bajo su liderazgo, la Secretaría de Investigaciones es una brújula para un sistema que pudo sobrevivir y crecer durante 25 años. Esto no es un logro menor: más de 700 investigadores, 250 becarios y 110 proyectos luchan por existir, al mismo tiempo que contribuyen a la creación de conocimiento.
Pero, ¿cómo se mantiene esta maquinaria científica en medio de tormentas presupuestarias y políticas? En diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes, Gutti comparte su visión y algunas respuestas a este desafío.
-Un cuarto de siglo no es poca cosa… ¿Qué significa estar al frente de la Secretaría de Investigación en este aniversario, y qué logros destacaría?
-Cuando pensamos en los 25 años del Sistema de Investigación y Desarrollo (I+D) de la UNQ, hablamos de crecimiento, de consolidación. Para mí, lo más importante es cómo logramos que la investigación sea un eje central en nuestra Universidad. Hemos estructurado un sistema propio de financiamiento, algo que no todas las universidades pueden decir. Y eso nos da una ventaja competitiva. Pero además, diversificamos las herramientas de apoyo, como subsidios para viajes, becas para estudiantes, apoyo a los jóvenes investigadores. No solo damos dinero para proyectos, sino que creamos las condiciones para que los equipos de investigación se fortalezcan.
-¿Y todo esto cómo impacta en la Universidad?
-El impacto es enorme. Tenemos más de 110 proyectos con financiamiento interno, lo que es muy significativo. Pero lo más importante es que no se trata solo de números. El sistema ha sido un motor para que nuestros investigadores puedan crecer, para que puedan trabajar en condiciones más estables y organizadas. Hoy somos una universidad que no solo forma profesionales, sino que también produce conocimiento.
Un sistema que no se detiene
-Habla de estabilidad en un contexto donde el financiamiento externo está frenado. ¿Cómo hacen para seguir adelante?
-Ese es uno de los desafíos más grandes que enfrentamos. No podemos depender solo de fondos externos, sobre todo en un contexto tan incierto como el que vivimos. Por eso apostamos tanto al financiamiento interno. Pero claro, mantener este nivel de proyectos y apoyar a más de 700 investigadores y 250 becarios requiere mucha planificación. Tenemos que pensar en el corto y en el largo plazo. Y no siempre es fácil.
-¿Cuáles fueron los mayores desafíos del sistema de I+D?
-¡Uy, muchos! La pandemia, sin duda, fue uno de los más difíciles. Nos obligamos a repensar todo, desde cómo enseñamos hasta cómo investigamos. Imaginá lo que significa para un equipo de investigación, acostumbrado a trabajar en un laboratorio, tener que adaptarse a las restricciones. Pero más allá de eso, el crecimiento de la Universidad nos llevó a diversificar las carreras, y eso también nos obligó a diversificar las herramientas para apoyar a los investigadores. Y no siempre tenés los recursos que necesitás.
-Usted trabaja con temas de innovación. ¿Cuál es el papel de la Universidad en ese proceso de cambio tecnológico?
-La innovación no es solo invención. Para que una tecnología tenga impacto, tiene que pasar por la fase de investigación y luego por la difusión. Y ahí es donde la Universidad ha logrado un rol clave. Nuestros investigadores generan conocimiento, y luego, gracias a la Secretaría de Transferencia Tecnológica, ese conocimiento se lleva al ámbito productivo. Pero lo más importante es que tenemos un ciclo que no se detiene: después de la investigación, viene la divulgación, y para eso la Universidad ha creado herramientas como la Agencia de Noticias Científicas.
-¿Qué mensaje le daría a la comunidad universitaria en este momento?
-Primero, un mensaje de agradecimiento. Sin el esfuerzo colectivo, no estaríamos donde estamos hoy. Pero también es un mensaje de desafío: estamos en un momento complicado para el sistema científico argentino, y no podemos bajar los brazos. La investigación es a largo plazo, y los resultados no se ven de un día para el otro. Tenemos que seguir trabajando juntos, buscando nuevas formas de financiar y sostener nuestros proyectos.
-¿Y el futuro? ¿Cómo lo ve?
-El futuro está lleno de desafíos. Tenemos que seguir creciendo, pero no de cualquier manera. El mundo se mueve hacia la multidisciplinariedad, y nosotros tenemos que estar a la altura. Además, debemos seguir articulando las distintas funciones de la universidad, integrando investigación, transferencia tecnológica y docencia. Hoy somos 700 investigadores, pero el objetivo es que sigamos sumando más, y que cada uno de ellos tenga un impacto real en la sociedad.