Gas pimienta y lacrimógeno: un peligro al alcance de la mano
Utilizados para dispersar manifestaciones o como artículo de seguridad personal, el gas pimienta y el gas lacrimógeno alcanzaron notoriedad en los últimos tiempos. Desde la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ te contamos las diferencias entre ellos y como tratar la exposición.
El gas pimienta es un artículo de seguridad personal que irrita los ojos, causa dolor e incluso ceguera temporal. Su principal ingrediente es la capsaicina, un compuesto extraído, por ejemplo, de la planta de pimientos picantes. Ante la exposición a gas pimienta, lo primero que se recomienda es tomar aire fresco y no refregarse los ojos. Aunque es popular la realización de lavados con leche, no existe evidencia de que esta práctica sea mejor que el agua o la solución salina. De llevar lentes de contacto, los especialistas insisten en retirarlos de forma inmediata.
Respecto del contacto con la piel, hay que realizar lavados con agua jabonosa y no aplicar cremas o ungüentos aceitosos ya que esto prolonga las molestias. Si los efectos persisten luego de 45 minutos, se debe consultar con un médico.
Por otra parte, en la actualidad, también se utiliza el aerosol lacrimógeno o gas CS. Su componente principal es el clorobenzilideno malonitrilo, un químico sintético obtenido el 1928 por dos científicos de los Estados Unidos. Su denominación se debe a las iniciales de quienes lo obtuvieron por primera vez: Ben Corson y Roger Stoughton. No se utilizó hasta fines de la década del 50, momento en el cual se evaluó su acción en animales y seres humanos.
Respecto de las pruebas en animales, el gas CS no presenta efectos notorios ya que el pelaje evita que el compuesto llegue a lugares donde pueda producir algún daño. Las pruebas con seres humanos voluntarios se realizaron en Gran Bretaña a mediados del siglo XX. El gas CS causa ardor y lagrimeo en los ojos, así como irritación de la piel y del sistema respiratorio. Los efectos pueden tardar varios segundos en aparecer y se intensifican en climas húmedos o sobre la piel mojada. Por otra parte, el efecto puede disminuir en personas que están bajo la influencia de alcohol o narcóticos ya que tienen afectado al sentido del tacto.
Además de ser lacrimógeno, produce estornudos a dosis bajas. Se encuentra en forma de polvo fino y existen algunas formas recubiertas en siliconas que hacen que se extienda su persistencia en el ambiente. En la piel producen dermatitis y sensibilizan al sistema inmune, por lo que pueden causar reacciones alérgicas graves tras exposiciones repetidas. Cuando se inhala, el gas suele causar tos, sensación de ahogo, salivación y opresión en el pecho.
El mayor problema del CS se encuentra cuando se utiliza en espacios cerrados. Allí se encuentra en mayor concentración y persiste por un período de tiempo más prolongado. Esto puede causar vómitos, diarreas, quemaduras en la piel y daños oculares graves en las personas que están expuestas. Si bien se utiliza en la actualidad, el gas lacrimógeno entraña una peligrosidad mayor que el gas pimienta.