Estrés y memoria: nuevos hallazgos revelan cómo se relacionan
Los investigadores canadienses que llevaron a cabo el estudio afirman que, en ratones sometidos a situaciones estresantes, la memoria se genera gracias a haces de neuronas que crecen más de la cuenta y producen miedo en situaciones inofensivas. La contribución podría ser útil porque podría explicar, por ejemplo, por qué es usual que las personas estresadas se sientan amenazadas en entornos seguros. En el futuro, según se estima, los hallazgos servirán para mejorar los tratamientos de pacientes con trastorno por estrés postraumático y ansiedad.
Según la Organización Mundial de la Salud, el estrés puede definirse como “un estado de preocupación o tensión mental generado por una situación difícil”. Lo cierto es que, aunque es una respuesta “normal” tener un cierto grado de estrés, las formas en las que se reacciona pueden afectar el bienestar general. Bajo esta premisa, un grupo de científicos de Canadá analizó lo que ocurría en el cerebro de ratones que estaban sometidos a situaciones estresantes. Como resultado, hallaron que se afectaba un grupo particular de neuronas implicadas en la formación de la memoria y lo publicaron en un artículo de la prestigiosa revista Cell al que la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ tuvo acceso.
La investigación explica que los haces de neuronas se desarrollan más cerca de una zona del cerebro conocida como amígdala. El área, ubicada en la base del cerebro, es el centro de las emociones y constituye una parte clave para la supervivencia: allí se dispara o controla el miedo. Según explicaron los especialistas, en animales estresados había más redes neuronales en la amígdala, lo que explicaba el establecimiento de memorias traumáticas y la presencia de miedo en situaciones inofensivas.
Por ejemplo, observaron que los ratones que no estaban estresados y eran expuestos a un sonido agudo y una descarga eléctrica, más adelante reactivaban neuronas cercanas a la amígdala solo con el sonido agudo. Por el contrario, los animales estresados reaccionaban con mayor profundidad a ambos estímulos.
No solo se trataba de neuronas que crecen en lugares donde no suelen hacerlo, sino también el fenómeno se relacionaba con una falta de inhibición: mientras que los ratones que no estaban estresados liberaban sustancias que no permitían que las neuronas se desarrollen en exceso cerca de la amígdala; los estresados, se pudo comprobar, no liberaban este tipo de compuestos.
Es normal tener algún nivel de estrés a la hora de enfrentarse a un parcial en la universidad o una entrevista laboral. Sin embargo, el problema se produce cuando la situación de estrés se generaliza hacia otras situaciones. En este marco, las investigaciones actuales apuntan a desentrañar los mecanismos moleculares que se montan detrás de este fenómeno para poder desarrollar terapias apropiadas.