Un estudio internacional advierte sobre la formación de comunidades microbianas resistentes que amenazan la seguridad de este recurso.

El agua potable es aquella que fue tratada y es apta para el consumo humano por no poseer ni sustancias ni microbios que causan enfermedades. En un estudio reciente llevado adelante por investigadores de instituciones de Mongolia, Tunes, Portugal y España se investigó la calidad del agua que se estanca en cañerías metálicas. Los especialistas afirman que los metales de estas tuberías inducen el crecimiento de biofilms, que son comunidades de microorganismos que se adhieren a superficies. Los resultados fueron publicados en un artículo de la revista Nature al que la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes tuvo acceso.
Junto con las vacunas, el agua potable es el avance científico que mayores beneficios otorgó en cuestiones de salud pública. Mantener la seguridad de este recurso es fundamental para evitar enfermedades. En este sentido, los científicos a cargo del trabajo publicado en Nature estudiaron los factores que pueden afectar la calidad del agua apta para el consumo humano. En concreto, investigaron los riesgos microbianos derivados de la presencia de metales en pequeñas cantidades; y reportaron que el estancamiento del agua provocó la formación de biofilms, y esto se vio exacerbado por la presencia de metales tales como el hierro y el aluminio. Asimismo, produjo una mayor cantidad de sustancias que funcionan como “pegamento” entre bacterias y vuelven al biofilm más resistente.
En la actualidad, la mayor parte de la atención sobre la seguridad y la calidad del agua se concentra en los grandes cuerpos de agua y deja de lado el estudio de los riesgos de las comunidades bacterianas. Hay que tener en cuenta que los microorganismos dentro del biofilm cooperan entre sí y son muy difíciles de eliminar una vez que se establecen. Los especialistas observaron que la presencia de hierro aumentó la turbidez del agua, esto significa una mayor cantidad de microbios. También se encontraron bacterias patógenas como Salmonella entérica y Pseudomonas aeruginosa que pueden causar infecciones respiratorias y gastroenteritis. La prevalencia de estas bacterias se vio incrementada también debido a la presencia de aluminio.
A los peligros que se dan por la presencia de metales hay que agregar la resistencia a antibióticos. En los biofilms estudiados, los científicos encontraron genes bacterianos responsables de evadir la acción de éstos fármacos. En otras palabras, la posibilidad incrementada de formar biofilms por la presencia de metales lleva a la producción de microorganismos que resisten la acción de antibióticos. Los metales que más influyeron en la formación de los biofilms fueron el hierro y el aluminio. Al analizar su acción por separado, este último tuvo un efecto mayor que el hierro y la combinación de ambos fue la que produjo el mayor crecimiento bacteriano.
Para reducir estos riesgos en el agua potable, los investigadores recomiendan mejorar los dispositivos de monitoreo de seguridad, en particular en las instancias en las que el agua está cercana a la población. También sugieren modificar los niveles recomendados de los contaminantes para tener en cuenta los riesgos de las pequeñas concentraciones de metales. Por otra parte, aconsejan reducir el uso de componentes metálicos en los sistemas de distribución de agua potable y reemplazarlos por otros materiales que resulten inocuos. De no poder reemplazar, lo adecuado sería reducir el tiempo de retención del agua en los sistemas metálicos para evitar la formación de biofilms.
Garantizar la calidad del agua potable requiere prestar atención a estos riesgos invisibles, para que lo que hoy representa un gran logro sanitario no se convierta en una amenaza para la salud pública.