“Debemos ser capaces de gestar propuestas superadoras para las realidades que vivimos”

El Director Ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), Pablo Vommaro, reflexiona sobre la actualidad y los desafíos a futuro.

Pablo Vommaro es docente de la UBA e investigador del Conicet. Créditos: Clacso.
Pablo Vommaro es docente de la UBA e investigador del Conicet. Créditos: Clacso.

Pablo Vommaro fue elegido a principios de junio como nuevo Director Ejecutivo de Clacso, el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. A partir de julio reemplazará a la uruguaya Karina Batthyány, quien está al frente del organismo desde 2019. Clacso es una institución no gubernamental que fue creada en 1967 y reúne a casi mil centros de investigación en 56 países de América Latina, el Caribe y otros continentes. “Clacso busca promover las ciencias sociales, las humanidades y las artes que tengan una visión crítica del mundo contemporáneo y que produzcan investigación, que hagan acciones de formación y capacitación para transformar las condiciones de vida de la mayoría de las poblaciones de los países latinoamericanos y caribeños”, afirma Vommaro. En diálogo con Ningún Cuento, el primer programa de streaming de ciencia y tecnología, el investigador argentino reflexiona sobre la actualidad y los desafíos del Consejo.

-Las ciencias sociales son las más atacadas por los gobiernos de derecha de la región…

-En Argentina y en otros países del mundo hay discursos y políticas anti-ciencia y negacionistas, tanto de diversos fenómenos sociales como de cualquier conocimiento o pensamiento científico. Sin embargo, dentro de esos discursos que atacan la educación pública y la investigación en general, las ciencias sociales, las humanidades y las artes son las más hostigadas y perseguidas, las que sufren mayores recortes presupuestarios

-¿Por qué ocurre esto?

-Tiene que ver con que, justamente, es el campo donde más claro se ven estas posiciones críticas, aunque por supuesto también están en las ciencias llamadas exactas o naturales. De hecho, los discursos negacionistas también niegan el cambio climático, que es algo de las ciencias biofísicas y no sólo de las sociales. No obstante, las ciencias sociales suelen ser las más atacadas porque se focaliza que ahí está el pensamiento crítico o una potencia de crítica social y de interpretación del mundo, que identifica o descubre algunos procesos que a simple vista podrían pasar desapercibidos. Esa posición crítica y esa profundización en las dinámicas del mundo a las ultraderechas les molesta muchísimo más que a otros poderosos.

-¿Cuál es la propuesta de Clacso frente a esta situación?

-Clacso es una red de pensamiento crítico, pero también hacemos autocrítica, y muchas veces seguimos utilizando herramientas producidas hace varias décadas. Sin embargo, el mundo en transformación requiere instrumentos innovadores y emergentes. Por lo tanto, debemos ser capaces de construir herramientas de interpretación, comprensión y explicación del mundo adaptadas a las realidades actuales. Ese es el primer desafío. 

-¿Y el segundo?

-Que estas herramientas sirvan para transformar las condiciones de vida. Sabemos que hay múltiples malestares, descontentos, desazones, rabias y broncas. A pesar de eso, estamos convencidos de que la salida no es el negacionismo ni inclinarse por fuerzas autoritarias que niegan nuestros derechos y tienen discursos de odio violentos. Por el contrario, hay que luchar para fortalecer lo público y para que los derechos sean realmente para todos y todas, y no se conviertan en privilegios. Hay que pelear por el reconocimiento de las diversidades y construir sociedades más justas, más democráticas y más igualitarias. 

En la actualidad, la institución está compuesta por casi mil centros de investigación y de formación, no solamente académicos, sino también fundaciones, ONGs, institutos de capacitación, movimientos sociales y sindicatos. Es decir, una red que no solo agrupa universidades, sino también diversas organizaciones de la sociedad civil. Si bien tiene una perspectiva latinoamericana y caribeña, se trata de una institución mundial porque también tiene centros en Europa, Asia, África y América del Norte. 

-La extrema derecha construyó un discurso donde sostiene que la igualdad es una farsa. ¿Qué opinión le merece?

-Estoy convencido de que la libertad y la igualdad no son contradictorias. Para ser verdaderamente libres hay que tener pisos de igualdad mínimos, y para poder ser iguales también tenemos que ser libres. A esa contradicción debemos contrarrestarla. 

-¿Solo se trata de enfrentar a estos gobiernos?

-Hoy en día, ante la actual situación de las ciencias sociales y las universidades en Argentina y otros países, Clacso puede ser planteado como un espacio de cobijo, refugio y protección, pero también de iniciativa. No podemos negar los malestares, estamos en el subcontinente más desigual del mundo y vivimos desigualdades multidimensionales, discriminaciones, racismos, segregaciones cruzadas e interseccionadas. No obstante, debemos hacerle frente y ser capaces de gestar propuestas superadoras para estas realidades que estamos viviendo.

-¿Por dónde deben ir esas líneas de acción? 

-Hay que disputar el sentido y debatir qué significa lo público, los derechos, el trabajo, el vínculo con el ambiente, el desarrollo, el género, las diversidades y el feminismo. En este sentido, el desafío es no caer en la radicalización de las polarizaciones sociales. Asimismo, hay que estar mucho más abierto a las nuevas generaciones. Esto se debe a que las juventudes no son parte de este tipo de discusiones y las universidades son cada vez menos menos deseadas porque tienen otros imaginarios y otras aspiraciones. Entonces, es necesario dialogar y escuchar muchísimo más a las nuevas generaciones. 

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