Docentes universitarios realizan un nuevo paro y se movilizan en distintos puntos del país

El salario quedó casi 100 puntos debajo de la inflación desde diciembre de 2023. Jubilaciones, pluriempleo y renuncias. El impacto inmediato y a futuro.

Marcha de antorchas realizada en 2019. Créditos: Diario Contexto.
Marcha de antorchas realizada en 2019. Créditos: Diario Contexto.

Los docentes universitarios nucleados en Conadu y Conadu Histórica, los dos gremios principales que agrupan a los profesores, llevan a cabo un nuevo paro de 48 horas. Además, se movilizan en diferentes puntos del país para reclamar no solo por la situación salarial, sino por las políticas del gobierno nacional en materia de educación superior, que incluyen el ahogo presupuestario y el desfinanciamiento de distintos programas, como las becas Progresar. Mientras tanto, el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN, que nuclea a los rectores de todas las instituciones públicas) junto a los sindicatos y los estudiantes, impulsa el proyecto de Ley de Financiamiento Universitario en el Congreso de la Nación. En este sentido, se realizó una reunión informativa en la Cámara de Senadores, que tuvo la presencia de diferentes legisladores, y se espera que se trate en sesión especial el 2 de julio.

“A pesar de las movilizaciones multitudinarias que en su momento lograron un aumento en los gastos de funcionamiento, la situación salarial desde diciembre de 2023 fue empeorando mes a mes. Mayo tuvo una inflación de 1,5 por ciento según el Indec, pero a nosotros nos dieron cero. Si comparamos la inflación con el aumento salarial, estamos 100 puntos por debajo”, señala Carlos de Feo, secretario general de la Federación Nacional de Docentes Universitarios (Conadu), en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes.  

No solo los trabajadores de las universidades nacionales sufren el embate del gobierno nacional, sino toda la comunidad universitaria. Si bien los gastos de funcionamiento fueron actualizados en 2024, ya quedaron retrasados otra vez frente a la inflación. Incluso, el dinero que aportó el Ejecutivo para infraestructura y equipamiento durante el primer año de gestión fue de cero pesos.

“En nuestro caso el gobierno no convoca a paritarias desde octubre. Nosotros reclamamos un montón de veces y a los rectores les hicieron promesas que nunca cumplen. Hay un proyecto de destrucción de la Universidad Pública, que va de la mano con otras áreas del Estado que también son garantes de derechos. Por lo tanto, tiene que ser una pelea del conjunto de los sectores que hoy estamos enfrentando este modelo de exclusión, de pérdida de soberanía y de caída del empleo”, resalta el secretario general de Conadu.

Al mismo tiempo, los rectores, los trabajadores y los estudiantes impulsan un nuevo proyecto de Ley que revierta la situación crítica que afecta a la comunidad universitaria. A diferencia del aprobado y luego vetado por el presidente en 2024, el actual documento propone un financiamiento concreto que no afecta las cuentas del Estado y mantiene el equilibrio fiscal.

¿Quién paga los platos rotos?

La situación salarial que atraviesan los docentes universitarios los obliga a buscar otros trabajos para llegar a fin de mes, o directamente renunciar. Por ejemplo, el rector de la Universidad Nacional del Litoral denunció que, entre enero del 2024 y mayo del 2025, se fueron más de 150 profesores de la institución.

Más allá de las situaciones personales, con docentes que venden ropa o viandas por Whatsapp, lanzan cursos de formación sobre algún tópico específico o manejan Uber, el impacto ya lo sufren los estudiantes de las Casas de Altos Estudios. Si los profesores con muchos años de antigüedad elijen jubilarse, los que pueden obtener mejores sueldos se van a otros trabajos y los que quedan tienen que hacer changas para llegar a fin de mes, ¿quién garantiza una formación de excelencia para los futuros profesionales?

En este aspecto, la secretaria general de Conadu Histórica, Francisca Staiti, señala en conversación con la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ que cada vez es más difícil cubrir las cátedras que se quedan sin docentes. No obstante, advierte que el problema más grande se verá en los próximos años. “El mayor daño lo vamos a ver en el mediano plazo, porque ese docente que se va o que debe aumentar su carga laboral, demandó entre 10 y 15 años de formación. Para recuperar ese cuadro profesional, la universidad tendrá que invertir y pasarán otros 10 o 15 años para volver a tener la calidad académica que conocemos”, subraya Staiti.

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