El Congreso le dio una buena noticia a las universidades públicas: ¿y ahora qué sigue?

El Senado aprobó una nueva Ley de Financiamiento para las casas de estudio. Además, rechazó los decretos que desguazaban el INTI, el INTA y el Banco Nacional de Datos Genéticos.

Créditos: @JoaqoCarvalho.
Créditos: @JoaqoCarvalho.

El Senado aprobó el nuevo proyecto de Ley de Financiamiento Universitario. Desde el Consejo Interuniversitario Nacional celebraron la noticia y agradecieron a los legisladores que acompañaron con su voto positivo. “Ustedes no solo representan a sus provincias, también a nuestra nación. Gracias por defender la universidad pública argentina”, escribieron en las redes sociales. Con salarios muy por debajo de la inflación, obras paralizadas, becas disminuidas y la menor inversión en los últimos 20 años, la noticia es una bocanada de esperanza para las instituciones, sus trabajadores y estudiantes. Al igual que en 2024, ahora resta esperar la decisión del presidente, quien tiene la facultad de vetar la norma. De todas maneras, las autoridades de las diferentes Casas de Altos Estudios se ilusionan con la tarea del Legislativo, quien tiene la posibilidad de dar de baja el veto y, finalmente, sancionar la Ley.

La nueva norma busca recomponer los salarios, actualizar los gastos de funcionamiento y ampliar el monto y la cantidad de becas. Además, crea un fondo destinado a carreras estratégicas vinculadas a la aplicación de la inteligencia artificial y el desarrollo de Argentina. También, estipula un crecimiento en la inversión del PBI para el sector hasta alcanzar el 1,5 por ciento en 2031.

Al mismo tiempo, para rebatir el argumento oficialista sobre la desestabilización fiscal, esta Ley no representa un “gasto extra”, sino que se sustenta con fondos de coparticipación federal (dinero que proviene de impuestos) y que le corresponden a la Nación. Por lo tanto, no afecta las cuentas del Estado ni el equilibrio fiscal.

Si bien todavía no lo anunció de manera formal, todo indica que el presidente vetará de nuevo el financiamiento de las universidades. A partir de ahí, el proyecto vuelve al Congreso, quien puede rechazar la decisión del Ejecutivo y, finalmente, sancionar la norma. En caso de que el gobierno nacional obtenga el triunfo, rectores y decanos analizan la posibilidad de realizar una consulta popular, mecanismo establecido por la Constitución. La diferencia radica en que, en caso de que el proyecto se apruebe por la mayoría de los votantes, se convierte automáticamente en Ley.

La ciencia también sonríe

Además de aprobar el proyecto de Ley de Financiamiento, en una sesión maratónica, la Cámara de Senadores rechazó los decretos que transformaban a organismos como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), la Agencia Regulatoria del Cáñamo (ARICCAME) y el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG).

“Significó un triunfo enorme derrotar los decretos del gobierno nacional que intervenían, reestructuraban y modificaban a diferentes organismos e instituciones para reducirlos y destruirlos. Esto es el resultado de un año y medio de discusión, articulación y lucha entre distintos sectores”, sostiene Santiago Liaudat, referente de la Mesa Federal por la Ciencia y la Tecnología, en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes.

Sin embargo, el gobierno nacional se encargó de opacar la alegría. Frente al revés que sufrió por parte del Poder Legislativo y del Poder Judicial (donde una jueza de San Martín dictó una medida cautelar para que el gobierno no aplique el decreto que modificaba al INTA), el ministerio de Economía firmó el pase a disponibilidad de más de 350 trabajadores del propio INTA, del Instituto Nacional de Semillas y del Instituto Nacional de Vitivinicultura. En concreto, el pase a disponibilidad supone el paso previo al despido definitivo.

“Esto es un atropello al cual ya nos tiene acostumbrados. El gobierno está enceguecido por una ideología de odio y destrucción. Se trata de un antiproyecto nacional que básicamente tiene una política de destrucción y de entrega de la soberanía nacional”, resalta Liaudat.


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