
“El cumpleaños número 36 de la UNQ nos encuentra dispuestos a resistir con actividades de bajo costo, pero con muchísima energía. Seguimos de pie y organizados, sintiendo que este modelo universitario y nuestra Universidad merece la pena. No nos van a quitar esa alegría, que es la mejor manera de combatir este momento difícil”, afirma Alfredo Alfonso, rector de la UNQ, a la Agencia.
Mediante la sanción de la Ley Nº 23.749, el edificio de la UNQ fue construido sobre terrenos donados por la empresa textil Fabril Financiera y abrió sus puertas con sólo 10 aulas para sus primeros mil alumnos. En 1999 inauguró su primer aula virtual convirtiéndose así en una Universidad pionera en materia de educación no presencial en Latinoamérica.
“En estos años no sólo crecimos ediliciamente, sino que también lo hicimos en la calidad académica, en la innovación, en el desarrollo de la ciencia y la tecnología, en el volumen de personal docente, en el aumento de investigadores e investigadoras destacados y destacadas. Además, contamos con una cantidad nutrida de estudiantes y de graduados y graduadas en las distintas áreas del conocimiento”, cuenta Alejandra Zinni, vicerrectora de la UNQ, a la Agencia.
Durante más de tres décadas y media, vieron la luz distintos proyectos, como Supersopa (una sopa nutritiva destinada a comedores comunitarios y personas con necesidades), la Editorial UNQ, el Centro de Oncología Molecular y Traslacional, el Programa Institucional de Género y Diversidad, el canal UNQtv, la emisora UNQradio 91.5 y la Agencia de Noticias Científicas. También, se crearon nuevas carreras, maestrías y doctorados, como el recientemente anunciado doctorado en Transformación Digital, Comunicación y Educación.
De igual manera, la Universidad cuenta con su Escuela Secundaria de Enseñanza Técnica (ESET) y posee proyectos de extensión, como Cronistas Barriales que capacita a jóvenes en materia de producción de noticias televisivas. A su vez, el Departamento de Economía brinda mesas relacionadas al empleo, la juventud y el género. Como si esto fuera poco, durante la pandemia, la Universidad se convirtió primero en un centro de internación de pacientes, ofreció la calidad de un laboratorio para procesar muestras y también prestó sus instalaciones para operar como un centro de vacunación.
“De cara al futuro, un desafío será la utilización de la inteligencia artificial en todo lo que tenga que ver con la gestión, la adecuación de los planes de estudios y la incorporación de estas nuevas tecnologías en las actividades de grado y posgrado”, afirma Zinni. Y suma: “En estos 36 años, la UNQ no sólo me transformó a nivel profesional, ya que entré como una persona sin título, sino que también transformó mi vida personal”.

