
“La firma del convenio está relacionado con diferentes programas del gobierno bonaerense que apoyan el desarrollo de un modelo a escala real que será instalado en Mar del Plata cuando esté listo. Ya tenemos la boya terminada, que está en el campus de la Universidad, y la empresa Duroll está construyendo las piezas que faltan”, cuenta Guillermo Oliveto, decano de la UTN BA, en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes.
En este aspecto, el decano de la Universidad explica que la idea es tener el primer dispositivo argentino de energía undimotriz antes de 2026. No obstante, el proyecto también depende de los tiempos de la empresa encargada de realizar las partes que faltan. Una vez listo el equipo, el próximo paso es instalar la estructura en la escollera marplatense, que tendrá algunas partes fijas y otras móviles.
Más allá de la energía eólica y la energía solar, las grandes potencias también apuntan a la undimotriz. De hecho, pese al negacionismo climático de Trump, Estados Unidos inauguró su primer generador de energía con olas del mar a fin de septiembre. Sin embargo, toda la inversión y el desarrollo estuvo a cargo de Shell y Eco Wave Power, una empresa israelí. En el caso de Argentina, donde la inversión del sector privado es menor, estas iniciativas dependen del Estado.
Una apuesta pública y sustentable
Según los últimos datos, sin tener en cuenta a las represas tradicionales que generan más de 50 megavatios (Yacyretá, una de las más grandes de América Latina, produce alrededor de 2750 megavatios), alrededor del 16 por ciento de la matriz energética nacional proviene de energías renovables. De esa cifra, casi el 75 por ciento se genera a partir de energía eólica y otro 15 por ciento con energía solar. El resto se distribuye entre pequeños aprovechamientos hidroeléctricos y materia orgánica de origen vegetal o animal.
La UTN BA lleva más de diez años de investigación en energía undimotriz y el proyecto recibió fondos durante el gobierno nacional anterior. Sin embargo, la gestión actual paralizó los desembolsos y el trabajo quedó trunco. Por eso, la Provincia salió al rescate con la ayuda del Fondo de Innovación Tecnológica de Buenos Aires (FITBA) y el Programa Provincial de Incentivos a la Generación de Energía Distribuida Renovable (PROINGED).

