Promulgan la Ley de Lengua de Señas Argentina. ¿Qué implica su sanción?
La norma reconoce a la LSA como idioma viso gestual y lengua nativa y originaria de Argentina. Un paso clave para la accesibilidad y la igualdad.
Se publicó en el Boletín Oficial la sanción de la Ley de Lengua de Señas Argentina (LSA), conocida también como Ley 27.710. La misma reconoce a la LSA como idioma viso gestual y como lengua natural y originaria del país. En este sentido, la Ley resalta el legado histórico inmaterial como parte de la identidad lingüística y la herencia cultural de las personas sordas en todo el territorio. Además, garantiza la participación e inclusión plena no solo de las personas sordas, sino de cualquiera que quiera usar dicha lengua.
“La sanción hace un reconocimiento a la lengua de la comunidad sorda como propia, que tiene su construcción cultural en relación a la lengua española. Ellos vienen peleando para que la LSA sea reconocida como otra lengua que tiene sus propias características, no para ser comparada con la lengua española, sino para ser revalorizada al mismo nivel”, señala Gabriela Capel, jefa de la División de Accesibilidad y Discapacidad de la Universidad Nacional de Quilmes, en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ.
Además, la LSA permite la identificación de las personas que son intérpretes de señas, algo que requiere de una profesionalización específica que no es para cualquiera que haya realizado un curso, sino que deben gozar del reconocimiento de la propia comunidad sorda.
De hecho, existe la figura de ‘asesor de sordos’, que es una persona con discapacidad auditiva que garantiza que esa interpretación que está haciendo a través de la Lengua de Señas sea realmente lo que quiere comunicar el sordo o lo que se está llevando del español a la interpretación de la lengua. “Esto es muy importante porque ellos necesitan a un referente de la comunidad que garantice que la comunicación que está recibiendo la persona sorda sea la real”, destaca Capel.
Universidad accesible
Desde la Universidad Nacional de Quilmes se llevan a cabo diferentes acciones para garantizar el derecho a la educación superior de las personas sordas. Una de las últimas, y probablemente la más significativa, fue la inclusión de la LSA como materia optativa en la currícula de determinadas carreras. “Ya es el segundo cuatrimestre que Javier Capria (sordo) y María Florencia Viri (intérprete) están dando la materia y esperamos que se sostenga en el tiempo”, resalta con entusiasmo Alejandra Belizan, coordinadora institucional de Inclusión Educativa y Accesibilidad.
Además de la materia existen talleres de capacitación para el personal administrativo de la Universidad sobre cuestiones básicas de la comunidad sorda y la Lengua de Señas Argentina. “Pensamos replicarlo este cuatrimestre y es muy bueno porque la propia comunidad universitaria entiende que es necesario ampliar estos espacios”, subraya Belizan. De hecho, en la UNQ trabaja una persona sorda, algo que representó un desafío para toda la comunidad a la hora de comunicarse.
Por otra parte, la UNQ cuenta con intérpretes que acompañan la trayectoria de una estudiante de la Escuela Universitaria de Artes. A su vez, la entrega de títulos se realiza con dos intérpretes de señas que traducen en vivo. También, desde la Casa de Altos Estudios generan información accesible a través de códigos QR con videos en Lengua de Señas Argentina.
Una comunidad numerosa
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, en el mundo hay 1.500 millones de personas que viven con algún tipo de disminución auditiva. Según la Federación Mundial de Sordos, existen 70 millones de personas sordas que usan lengua de señas como primera lengua. Si bien hay 62 países donde la lengua de señas local tiene reconocimiento oficial, en Sudamérica solo dos países no contaban con una ley específica: Argentina y Guyana.
Los datos relevados en el censo realizado en 2010 afirman que en Argentina hay más de 900 mil hogares con al menos una persona con dificultad o limitación auditiva permanente. El 95 por ciento de ellas nace en hogares donde son todos oyentes y el 86 por ciento asiste o asistió a escuelas donde no pudieron comunicarse con sus docentes.
Según la Confederación Argentina de Sordos, más del 75 por ciento de las personas con dificultades auditivas no terminó la escuela secundaria porque no pudo comunicarse con sus docentes. Para colmo, gran parte de los cursos que enseñan la LSA tienen aranceles muy altos que impiden acceder a ellos. La LSA podría servir, en este marco, como un punto de inflexión al respecto.