Tsunami Espacial: una invitación a sumergirse en una experiencia sonora subterránea

Es el resultado de un proyecto científico y artístico que lidera la Universidad Nacional de Quilmes, cuyo objetivo es explorar el espacio acústico, su producción y transformación.

Una actividad apta para todo público, que combina ciencia y arte.
Una actividad apta para todo público, que combina ciencia y arte.

Por Lía Gómez*

El Cuarteto de Saxofones Tsunami y el Laboratorio de Acústica y Percepción Sonora (LAPSo) de la Escuela de Artes de la Universidad Nacional de Quilmes presentaron una actividad artística de experimentación científica en el Centro de Producción Audiovisual Leonardo Favio (CPA). La definición de Tsunami resulta de una fuerza potente para una invitación artística. Un maremoto latente, una inmensidad inconmensurable que se presenta ante la apuesta de –como su título lo indica– “una experiencia sonora subterránea”. El final nos da otra pista, el espacio está debajo del nivel al que estamos acostumbrados/as: lo espacial se vuelve terráqueo y las dimensiones de ese encuentro vibran en quienes pueden ser parte.

La obra, que se presentó el 29 de abril, está compuesta por Cecilia Castro y lleva el nombre de “Topos”, jugando con la idea de lo topográfico pero también de la vida (artística) posible en un territorio debajo del nivel del suelo. El escenario es un viejo tanque de agua de concreto enterrado en el patio del Centro Cultural de la calle Chacabuco en Bernal.

La limpieza del lugar impone a la vista sus vigas y dimensiones espaciales, y contrasta con la idea previa de un tanque de agua abandonado. El minimalismo de la puesta incluye al cuarteto de saxofones (cuyos miembros están vestidos de negro y cascos blancos), un atril para dirigir el concierto, y un minucioso trabajo previo con las potencialidades acústicas. El rebote de la luz en las paredes construye unas sombras que recuerdan las imágenes del inicio de Crónica de un niño solo de Leonardo Favio. El expresionismo se imprime en las sombras como en los sonidos que vamos escuchando.

Cubiertos con cascos y por una escalera diminuta los y las espectadoras ingresan a una sala muy bien improvisada con sillas y luces a batería. La disposición de las sillas también apuesta a cada detalle de un escenario que fue científicamente estudiado.

Dedicada a la memoria de Patricia Martínez, la invitación abre preguntas: ¿Qué ocurre con nuestra audición en ese contexto? ¿Es posible distinguir el espacio que ese sonido habita? ¿Es posible conversar? ¿Es posible escuchar, en el sentido más humano del término? ¿Es posible, acaso, percibir el tiempo?

El cuarteto, integrado por Alejandro Soraires, Mauricio Berg, Mariana Brondino y Martín Proscia, experimenta con las vibraciones de un público, en un ambiente en el que cada ruido se convierte en parte. Por momentos el oído no encuentra la dirección clara, ¿hacia dónde va esa onda de sentido? La composición genera climas, momentos, sensaciones que encuentran una narrativa del espacio tiempo que deja huella en la experiencia auditiva pero también escénica de un lugar escondido en el patio de un espacio público. 

:: LAPSo, dirigido por el docente e investigador Manuel Eguía, integra diversos proyectos artístico-científicos que indagan sobre el espacio acústico, su producción, percepción y modificación con dispositivos mecánicos o electrónicos. Y el CPA, bajo la gestión de Danila Imbrogno, es un centro cultural que apuesta a la interacción con la comunidad desde diversos espacios escénicos y de formación. La comunión entre ambos da como resultado un año de trabajo colaborativo entre músicos/as y científico/as, en los que además participan docentes y estudiantes.


*Coordinadora del Programa de Cultura de la UNQ.

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