La ciencia en pantalla grande: un experimento de película
El cine de ciencia ficción es una forma eficiente de comunicar y divulgar la ciencia. Llega a grandes públicos y funciona para transmitir conocimientos.
Mediante la energía de un rayo, el Dr. Víctor Frankenstein da vida a un monstruo hecho de fragmentos humanos. ¿De qué habla esta escena? Desde un punto de vista biológico, muestra una forma de concebir la biología y la vida en general como una sumatoria de las partes: un cuerpo humano funcionaría como una máquina donde cada pieza tiene un rol específico, y si se colocan en el orden adecuado y se le proporciona energía (rayo), la máquina viva saldrá caminando.
¿Cuánto hay de verdad científica en lo que se ve en la pantalla? ¿Ciencia de la ficción o ficción de la ciencia? El cine de ciencia ficción reúne muchas condiciones de las que otros medios carecen: transversalidad social y temática, capacidad de llegada, impacto, universalidad, financiación e innovación. Es quizás debido a estas características que el cine puede hacer que parezca creíble casi cualquier cosa.
“Resulta muy interesante el papel de la ficción cinematográfica que se convierte en creadora de hipótesis acerca de lo que podría ocurrir en el futuro, tomando como base determinados acontecimientos que ocurrieron en la realidad, y la ciencia es parte de la realidad. Lo que hace la ficción es ir más allá de los límites a los que la ciencia ha llegado, para augurar posibles consecuencias o simplemente relatar cómo podría continuar esa realidad”, dice Marina Gergich, docente e investigadora del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ).
Según explica Gergich, hay películas que se ocupan, principalmente, de las consecuencias de la aplicación de la ciencia y la tecnología, que actúan como una suerte de conciencia de la relación entre sociedad y ciencia. Un ejemplo de esto son las numerosas distopías inventadas a partir de una base científica. “Podemos pensar en series como Years and years o Black mirror. El horror, el miedo y la angustia que nos provocan estas ficciones, tienen que ver con que justamente tienen una base real, que forma parte de nuestro presente, con lo cual, no podemos asegurar que la evolución de esa realidad no sea esa tan espantosa”. Luego ilustra: “Por dar solo un par de ejemplos, en Years and years, las posibilidades de transición de las personas llegan a tal extremo, que una adolescente puede transicionar hacia un logaritmo que ‘vivirá’ en una computadora, o que la ciencia ha avanzado hasta tal punto, que es capaz de replicar a un ser humano muerto a través de un ¿robot? tan sofisticado que resulta casi imposible distinguir la vida de la muerte”.
El género de ciencia ficción en la gran pantalla a menudo viola las leyes elementales de la ciencia en nombre del espectáculo. En otros casos, en cambio, supo prever avances científicos, al dedicar parte de la producción cinematográfica a la investigación. Tal es el caso de la película Contagio (2011), dirigida por Steven Soderbergh. “Contagio relata un escenario casi exactamente igual al que ocurrió a partir de la aparición de la covid; es otro ejemplo de ficción cinematográfica que se ‘adelanta’ a la realidad con una verdad científica que lamentablemente está padeciendo el mundo”, asegura la investigadora de la UNQ.
¿Cuánto hay de ciencia en las películas? ¿O cuánto de ficción? Aunque el cine se alimenta de ficciones y la ciencia de realidades, lo cierto es que el cine también se nutre de la realidad y la ciencia necesita de la imaginación para avanzar. Por eso, ciencia y cine no son mundos incompatibles.