Ley Bases: ¿Cuáles serían las consecuencias de privatizar la radio y la televisión pública?
El artículo 7 habilita la venta de la empresa estatal que nuclea a la TV Pública y a Radio Nacional. Un proyecto que atenta contra la pluralidad de voces y la diversidad de contenidos.
La Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos obtuvo su primer triunfo y ahora deberá pasar a la Cámara de Senadores. Más allá del impacto que podría tener en el sistema de ciencia y tecnología, otro punto clave tiene que ver con la venta de empresas estatales. En el artículo 7 correspondiente al capítulo de privatizaciones, una de las apuntadas para colgarse el cartel de venta es Radio y Televisión Argentina (RTA S.E.), que cuenta entre sus filas con Radio Nacional y la TV Pública. Creada por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en 2009, RTA considera a la comunicación como un derecho humano fundamental. Por eso, TV Pública y Radio Nacional no tienen fines comerciales y ofrecen alternativas diversas y gratuitas en sus diferentes plataformas. ¿Qué pierde la ciudadanía argentina si se eliminan estos medios públicos?
En conversación con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes, Alejandra Pía Nicolosi docente de la UNQ y directora del Observatorio de Ficción Televisiva en la TV Pública, reflexiona al respecto: “Ante todo, un medio público construye ciudadanía, con lo cual su privatización es una pérdida cultural porque se pierde el derecho a la información, a la educación, al entretenimiento y a la representación cultural. Con la privatización de RTA, el gobierno elimina un espacio donde la diversidad del país encuentra un modo de expresión en comunicación audiovisual”.
“La privatización de RTA implicaría el fin del sistema estatal de medios de radiodifusión y sería una pérdida muy importante para la producción federal de contenidos. En particular, Radio Nacional tiene una capitalidad territorial que no la tiene ninguna otra empresa de radio”, agrega Agustín Espada, director de la maestría en Industrias Culturales de la UNQ, en conversación con la Agencia.
En Argentina, la TV Pública es la única señal que llega al 99,9 por ciento del país con 240 estaciones repetidoras analógicas, 90 estaciones digitales terrestres y mediante el satélite Arsat 1. Junto a la Radio Pública que tiene casi 50 repetidoras, RTA alcanza a zonas rurales, de frontera y la Antártida Argentina.
Más allá del rating y el mercado
La forma de ver y escuchar se modificó en los últimos años. Más allá de la producción de contenidos, los canales de televisión tradicionales y las radios comerciales pierden espacio frente a las plataformas como netflix, los canales de streaming y la escucha a demanda y segmentada de Spotify. Sin embargo, al tener otros objetivos y otra razón de ser, los medios públicos tienen la posibilidad de proponer otros temas y otras formas de narrar.
“Una televisión pública garantiza democracia ya que cumple un lugar fundamental para la pluralidad de voces, la diversidad y el acceso a una representación federal del país que tiene que ver con intereses sociales y no comerciales como a los que aspira cualquier medio privado. Como RTA no responde a leyes del mercado y del rating, da lugar a todo tipo de expresión en contenidos, en formatos, en estéticas, en programas de salud, religiosos, contenidos universitarios y también científicos”, resalta Nicolosi.
Una empresa pública de producción de contenidos para radio y para televisión prioriza el interés público, el federalismo y la pluralidad. “La privatización atentaría directamente sobre estos aspectos y dañaría muchísimo a un sistema de medios nacional que está viviendo un año de crisis. Están cerrando algunos medios tradicionales y los canales de streaming se ordenan cada vez más por la lógica algorítmica de las plataformas de distribución de contenidos digitales”, explica Espada.
En este contexto, la privatización de RTA le quitaría al sistema de medios el único actor de alcance nacional que no está guiado por principios comerciales publicitarios ni por los algoritmos de las nuevas plataformas. Por eso, su venta podría leerse como una derrota para la pluralidad de voces y la diversidad de contenidos.