¿Por qué los seres humanos no son los únicos dueños de la risa?
Un grupo de científicos de Italia y Suiza realizó una revisión de los estudios realizados hasta la actualidad y revelaron que los seres humanos no son los únicos dueños de la risa, pues evidenciaron la presencia de carcajadas también en los animales. El artículo, publicado de manera reciente en la revista Neuroscience Letters y al que la Agencia de Noticias científicas de la UNQ tuvo acceso, expresa que no solo los primates pueden emitir sonidos y vocalizaciones que se parecen a la risa humana. Así, un mundo de felicidad parece abrirse camino para más especies en la naturaleza.
Se ríen casi todos
Aunque lar risas sonoras son propias de los seres humanos, los animales emiten sonidos cuando juegan y éstos pueden identificarse como risas. Los científicos a cargo del artículo explicaron que estas vocalizaciones se dan en los primates más parecidos a los seres humanos, pero también aparecen en perros, delfines, loros, urracas y hasta en roedores.
Las ratas, por ejemplo, producían chirridos cuya frecuencia pudo ser medida. Aquellos que eran más agudos (alrededor de 50 Hertz) aparecían cuando las ratas jóvenes presentaban comportamientos similares a juegos y eran los asociados a risas. Al administrarles una dosis baja de anfetaminas, los chirridos agudos aumentaban. Esta droga incrementaba la cantidad de dopamina, un compuesto conocido como el neurotransmisor del placer. El estado de felicidad de los roedores era porque la dopamina activaba al sistema de recompensa, que es el que brinda una sensación de placer frente a estímulos o acciones. Por ejemplo, se activa frente al sabor dulce de alimentos ricos en calorías que son el combustible del metabolismo.
En el reino animal también existen burlas juguetonas y bromas molestas. Los elefantes adoptan comportamientos similares a los de la depredación, pero con especies que no representan un peligro para ellos: es como si jugaran a asustarlos. Por otro lado, los babuinos (monos de cola larga y nariz que sobresale de la cara) se ponen cerca de las vacas y les tiran de la cola. Sin embargo, este comportamiento fue observado solo cuando las vacas estaban confinadas en un corral. De hecho, los babuinos saben que no les conviene hacer enojar a una vaca que tiene la libertad de atacarlos.
El caso de Koko
Koko era una gorila que nació en California el 4 de julio de 1971. Se hizo famosa porque un grupo de científicos de la Universidad de Stanford la adiestró para comunicarse y le enseñaron lengua de señas. Como resultado, Koko comprendía casi 2 mil palabras.
Después de observarla en diferentes contextos concluyeron que a Koko le gustaba hacer reír, sobre todo a sus cuidadores. Por ejemplo, agarraba una regla y hacía de cuenta que era una hebilla para el pelo. Si bien Koko no sabía para que servía una regla, era capaz de percibir que era algo que no iba en su cabeza, al menos por las risas de los entrenadores. También, con las palabras que sabía, armaba frases ingeniosas, algunas incluso parecían burlas hacia las personas que la rodeaban. Sin embargo, hay que tener en cuenta que sus adiestradores tenían una relación muy estrecha con Koko y sus observaciones pudieron haber estado teñidas de subjetividades. En conclusión, el caso del humor de Koko necesita ser verificado mediante investigaciones más rigurosas; para afirmar que los gorilas tienen sentido del humor hay que estudiar a muchos de ellos.