Pop, jeans tiro bajo y tecnología analógica, ¿vuelven los 2000?

Artistas mainstream apuestan por diseños estéticos y sonidos musicales que fueron furor a inicios de milenio, mientras que crecen los grupos jóvenes que prueban desconectar del mundo digital.

Lali y Emilia retoman sonidos musicales y pasos de baile de artistas icónicas del pop, como Britney Spears o Madonna.
Cantantes como Lali y Emilia retoman sonidos musicales y pasos de baile de artistas icónicas del pop, como Britney Spears o Madonna.

En la actualidad, artistas de renombre nacional e internacional, como Emilia, Lali o María Becerra, apuestan por diseños estéticos, sonidos musicales y hasta plataformas web con una impronta de los años 2000. Además, como parte de la moda, volvieron los pantalones y polleras tiro bajo y el rosa como color predominante. Por otro lado, algunos jóvenes volvieron a utilizar tecnologías viejas, como los celulares analógicos, las cámaras digitales y los vinilos. ¿Qué está sucediendo entre las juventudes? ¿Resurgen los 2000? Quienes los vivieron, ¿sienten nostalgia? Quienes no los conocieron, ¿los anhelan? 

“Las juventudes contemporáneas buscan espacios colectivos de pertenencia, contención y referencia. Con un presente y un futuro cada vez menos esperanzador, marcado por la incertidumbre y la degradación de sus condiciones de vida (a partir de la dificultad de acceso a la vivienda, los bajos salarios y la precarización laboral), recurren al pasado para encontrar seguridad y certidumbre”, explica Pablo Vommaro, docente investigador de la UBA y Conicet, a la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ.

En este retorno, la música es el caso más distinguible: Lali y Emilia se posicionan como dos referentes del pop, género que fue furor en los 90 y 2000. Ambas retoman pasos de baile o sonidos de artistas icónicas como Madonna o Britney Spears. De hecho, el último álbum de Emilia, “Mp3”, es un claro ejemplo que abarca desde el nombre del disco, la puesta en escena en sus shows con vestuarios brillosos de color rosa, violeta o celeste, hasta los videos musicales con una estética vintage en donde se ven películas VHS, auriculares con cable y revistas. Asimismo, más allá de las redes sociales, la artista posee su propio sitio web que incluye stickers para descargar o videojuegos online de aventura o de vestir.

Ignacio Del Pizzo, docente investigador de la UNQ, detalla a la Agencia: “La cultura pop se revisita a sí misma históricamente. Sin embargo, probablemente esta sea la primera vez que se vuelve a una época que se postulaba como el futuro. Desde la ciencia ficción, los años 2000 se pensaban como la etapa en la que iban a haber autos voladores, viajes interplanetarios y todos los problemas de la humanidad prácticamente solucionados”.

El sitio web de Emilia Mernes incluye juegos antiguos de aventura o de vestir.
El sitio web de Emilia incluye juegos clásicos de aventura o de vestir. Créditos: Emiliamp3.com

Este regreso no solo sucede con las jóvenes artistas del momento que recuperan sus consumos culturales con los que se sienten identificadas, sino con otros que regresan a su propia obra musical, como es el caso de la banda argentina Miranda que lanzó “Hotel Miranda”, donde reversiona parte de sus hits con una estética novedosa y artistas provenientes de diversos géneros, como el pop, el trap o el rock.

La violencia simbólica y estética también vuelve

En lo que respecta a la moda, volvieron a utilizarse jeans y polleras tiro bajo que responden a estándares de belleza basados en la delgadez extrema y la panza chata. En definitiva, un tipo de cuerpo específico impuesto y exigido por la industria y la sociedad que trajo consigo, en aquella época, innumerables casos de anorexia y bulimia. 

Para Del Pizzo, director de la Tecnicatura en Producción Digital de la UNQ, la política es un factor clave a la hora de analizar este regreso. “Lo que se ve es que quienes lideran la escena son mujeres completamente hegemónicas, cosa que no se condice con los últimos años de lucha del feminismo y las disidencias que vinieron a reivindicar la diversidad de cuerpos”, manifiesta.

“Facts” – Emilia

Y continúa: “Esto se inscribe también dentro de un marco político general, en el que el gobierno cerró el INADI y la violencia física, verbal y simbólica es moneda corriente, algo que se apoyó democráticamente en nuestro país. Entonces, la complejidad radica en que esta expresión de la cultura pop se inscribe de una manera orgánica en esta contemporaneidad social”.

No obstante, las diferencias en el mainstream también existen y se ven, por ejemplo, en el caso de Lali Espósito. La artista revisita la cultura de los 2000, homenajea a referentes transgeneracionales como Moria Casán y se posiciona como uno de los íconos del pop latino, sin dejar de mostrarse comprometida social y políticamente con las luchas populares, feministas y LGBTIQ+ que se dieron en Argentina. 

“Quiénes son?” – Lali junto a Moria Casán.

Vinilos, celulares y cámaras analógicas

Al mismo tiempo, regresan los vinilos, lanzados por los propios artistas, como es el caso de Lali o Taylor Swift. Asimismo, jóvenes de distintas partes del mundo volvieron a utilizar celulares analógicos y cámaras digitales para desconectar de la inmediatez y la hiperconectividad constante. Desde la industria, la empresa Nokia relanzó sus clásicos Nokia 150 y Nokia 130, con funciones básicas similares al Nokia 1100, y otras compañías, como Punkt, desarrollan teléfonos minimalistas, es decir, con las funciones esenciales de un celular. 

“No se trata de regresar al pasado solo por tener un futuro lleno de incertidumbres o un presente con un mundo en guerra, sino también de regresar a una cultura analógica. Entre los jóvenes hay un intento de no estar hiperconectados como el mundo digital y las redes sociales demandan. Entonces, buscan desconectar, salir de la aceleración y la viralización y volver a conectar con lo presencial”, comenta Vommaro, que también investiga en el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso).

En este sentido, si bien Internet trajo –y trae– múltiples beneficios para la sociedad, hay experiencias tangibles que no son reemplazables. “A medida que la digitalización fue promoviendo una mayor cantidad de acceso, también fue en detrimento del vínculo que tenemos con el hecho artístico. Sacar una foto con una cámara analógica remite a un ritual, y su capacidad limitada hace que seamos más conscientes acerca de qué momento queremos retratar e inmortalizar”, ejemplifica Del Pizzo ante la Agencia.

Ahora bien, los especialistas coinciden en que las juventudes tienen conductas y consumos muy característicos de los años 2000, no obstante gran parte de ellos nació mucho después de esta época. En términos de los investigadores, probablemente los jóvenes focalicen sus gustos en los aspectos positivos de aquellos años. Regresan al pasado en base a sus deseos y a la época que les hubiera gustado vivir, omitiendo los problemas sociales o las capacidades tecnológicas limitadas de aquel entonces.


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Luciana Mazzini Puga

Licenciada en Comunicación Social (UNQ).