La OMS y Unicef alertan sobre los bajos niveles de vacunación infantil en el mundo

Las cifras no recuperaron los niveles prepandemia. Entre otras consecuencias, la disminución en la cobertura de sarampión podría generar nuevos brotes y retrasar su eliminación.

La vacunación infantil todavía no pudo recuperar los niveles anteriores a la pandemia. Créditos: Diputados bonaerenses.
La vacunación infantil todavía no pudo recuperar los niveles anteriores a la pandemia. Créditos: Diputados bonaerenses.

Un informe elaborado por la Unicef y la OMS advierte que los niveles de vacunación infantil a nivel mundial en 2023 se encontraron por debajo de las cifras previas a la pandemia. En este sentido, hubo 2,7 millones más de niños y niñas sin inocular o sin recibir la totalidad de las dosis en comparación con las estadísticas anteriores a 2019. “Las últimas tendencias demuestran que en muchos países hay demasiados niños sin vacunar”, afirmó Catherine Russell, directora ejecutiva de Unicef, en un comunicado de prensa. Si bien el trabajo se basa en la inmunización de 14 enfermedades, los datos publicados hacen hincapié en las vacunas contra el sarampión, la difteria, el tétanos y la tos convulsa (DTF). Por ejemplo, para prevenir brotes, evitar muertes innecesarias y eliminar el sarampión se necesita una cobertura mayor al 95 por ciento con dos dosis. Sin embargo, solo el 74 por ciento de los niños en el mundo tiene el esquema completo. De esta manera, se calcula que existen 35 millones de niños sin protección o con protección parcial ante esta enfermedad que puede provocar la muerte.

“El sarampión es un virus que produce una enfermedad que afecta al sistema nervioso y tiene una tasa de mortalidad muy alta, sobre todo en niños y niñas. No solo que la vacunación está estancada, sino que en muchas regiones disminuye la cobertura. Esto implica que, cuando una persona con sarampión llegue al territorio y encuentre otras que no están protegidas, podrá transmitirles el virus y generar un brote”, destaca Mario Lozano, virólogo del Conicet y docente de la UNQ, en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes.

A su vez, pese a que 108 millones de niños y niñas recibieron las tres dosis de la vacuna contra la DTF (una cifra que representa el 84 por ciento del total), el número de quienes que no recibieron una sola dosis aumentó de 13,9 millones en 2022 a 14,5 millones en 2023. Ante este panorama, las autoridades internacionales pidieron un “esfuerzo mundial” para que los gobiernos nacionales inviertan en la atención primaria de la salud.

Aunque el objetivo de la Agenda de Inmunización 2030 es alcanzar una cobertura del 90 por ciento y reducir a menos de 6,5 millones la cifra de niños con “dosis cero” en todo el mundo, las estadísticas publicadas por Unicef y la OMS indican que será difícil alcanzar esta meta.

“Las vacunas funcionan y ayudan a evitar que nos contagiemos. Como aprendimos dolorosamente durante la última pandemia, evitar el contagio implica también evitar los fallecimientos. Por eso, es muy importante que los Estados comiencen campañas de vacunación activas para retornar a los valores históricos de protección de nuestra población. Para eso hay que hacer mucho esfuerzo ya que no es sencillo mantener un nivel muy alto de vacunación”, subraya Lozano.

¿Cómo es la situación en Argentina?

Al igual que el panorama mundial, la pandemia marcó un punto de inflexión para la vacunación a nivel nacional. A pesar que el análisis de las coberturas de inoculación del período 2009-2019 mostraba una caída progresiva estimada en diez puntos –especialmente en las vacunas de la infancia– y ninguna del Calendario Nacional de Vacunación superaba el 90 por ciento, en 2020 todas las coberturas descendieron diez puntos más. Por lo tanto, la disminución promedio en un año fue similar a la que se registró en toda la década anterior.

De acuerdo al último informe elaborado a mediados de 2023, aun cuando la mayoría de las vacunas incluidas en el Calendario Nacional pudieron repuntar y superar el umbral del 80 por ciento, solo las relativas al ingreso a la escuela primaria (los refuerzos contra la poliomielitis, el sarampión, la rubéola, las paperas, la varicela, la difteria, el tétanos y la tos convulsa) superaron una cobertura del 90 por ciento.

Por el lado contrario, en 2022 hubo más de 166 mil personas gestantes que no se vacunaron oportunamente contra difteria, tétanos y tos convulsa. Así, tanto las embarazadas como sus hijos quedaron desprotegidos en los primeros meses de vida. Si se toma en cuenta el período 2020-2022, el número asciende a más de 594 mil personas gestantes.

En esta línea, más de 98 mil personas recién nacidas (RN) no fueron oportunamente inoculadas con la vacuna para prevenir la tuberculosis. De hecho, si se toma en cuenta el lapso desde 2020 hasta 2022, el número asciende a más de 385 mil RN.

“En el marco del confinamiento que tuvimos que realizar durante la pandemia, muchas familias dejaron el calendario de vacunación de lado y después no lo retomaron adecuadamente. Es importante que lleven a sus hijos a los dispensarios y a los vacunatorios para volver a tener a nuestra población protegida“, resalta el docente de la UNQ.


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Nicolás Retamar

Redactor. Docente y licenciado en Comunicación Social.