Mosquitos rojos en Mendoza: ¿Una solución para combatir al dengue?

El objetivo es disminuir la población del Aedes aegypti con insectos machos estériles. Esta técnica ya se utiliza en otros casos y los resultados son positivos. Sin embargo, una especialista del Conicet advierte que los beneficios no son inmediatos y requieren mucho dinero.

El color rojo se realizó a través de un pigmento para poder diferenciarlo de otros ejemplares. Créditos: Iscamen.
El color rojo se realizó a través de un pigmento para poder diferenciarlo de otros ejemplares. Créditos: Iscamen.

El Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria de Mendoza (Iscamen) comenzó el primer ensayo en la ciudad de Guaymallén para disminuir la población del Aedes aegypti, el mosquito transmisor del dengue. Para ello, el Iscamen empleó la técnica del insecto estéril y liberó 10 mil ejemplares machos de color rojo, un pigmento añadido para que puedan diferenciarse del resto. El objetivo es que puedan aparearse con las hembras y que los huevos que resulten de ese cruce no puedan transformarse en larvas. Si bien el Instituto ya utiliza este método para otros casos, como el control de la mosca del Mediterráneo a nivel provincial, el estudio que se lleva a cabo resulta relevante en un contexto donde las autoridades sanitarias de todas las provincias advierten que podría haber picos históricos de esta enfermedad en el próximo verano. 

“La realidad es que es una herramienta más que hay que evaluarla y ver cómo funciona. Sin embargo, en un contexto de epidemia no puedo empezar a implementar una técnica que es para largo plazo. Lo que hay que hacer es bajar rápidamente la población de las hembras vectoras y no queda otra que aplicar insecticidas. Está excelente como prueba piloto, pero hay que realizarla con mucho tiempo y muchos recursos”, explica Laura Harburguer, investigadora del Centro de Investigaciones de Plagas e Insecticidas (Cipein) del Conicet, en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes.

Desde el Iscamen señalan que se trata de una técnica controlada y segura. En este sentido, los especialistas destacan que solo se liberan mosquitos machos estériles, que no pican, no representan una amenaza para las personas y no tienen la capacidad de establecerse en el ecosistema, por lo que no causan efectos adversos en el medio ambiente ni alteran su equilibrio natural. Además, subrayan que se trata de un método biológico y amigable con el ambiente. 

No obstante, la científica del Conicet advierte que esta técnica tiene un pequeño margen de error del uno por ciento en donde también se liberan hembras. “Si en un millón de mosquitos se liberan 10 mil hembras, no se sabe qué consecuencias podría tener porque, a pesar de ser estériles, pueden transmitir el virus y seguir picando“, afirma.

Esta iniciativa comenzó en 2019 a partir de un proyecto de cooperación junto a la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA), para desarrollar protocolos de cría y esterilización destinados al Aedes aegypti. Tras haber realizado pruebas en lugares cerrados y evaluado las condiciones del insecto esteril producido en los laboratorios, el Instituto comenzó con el primer ensayo a cielo abierto y deberá esperar los resultados.

Según la IAEA, la técnica del insecto estéril se desarrolló en Estados Unidos y se aplica en todo el mundo. En este aspecto, la Agencia resalta que, “integrado con otros métodos de control”, combatió a la mosca de la fruta, las polillas y los mosquitos. De hecho, el gobierno cubano realizó la segunda prueba en La Habana a mediados de abril y se liberaron mosquitos por vía aérea. La vez anterior, en 2019, realizó un ensayo de ocho meses en un municipio y logró eliminar a la mayoría de la población.  

Por su parte, Harburguer subraya: “Esta técnica se conoce desde los años 50 y funcionó muy bien en nuestro país con las moscas frutales. Sin embargo, una cosa es una plaga de agricultura y otra es una plaga de salud pública como los mosquitos. Hasta el momento, no se pudo demostrar su eficacia en las plagas sanitarias“.

Y agrega: “Por otro lado, es una técnica que requiere mucho dinero y mucho tiempo para su implementación. Esto se debe a que hay que liberar una gran cantidad de mosquitos, entre 20 y 100 dependendiedo de la técnica, porque tienen una menor performance a nivel ambiental y viven entre 7 y 8 días menos que los machos salvajes”.

Además del caso cubano, el método impulsado por el Iscamen también se está estudiando en Brasil y México. En su planta de producción de insectos estériles, el organismo mendocino tiene diversas líneas de producción y exporta moscas del Meditarráneo a Chile y Bolivia. Incluso, Granadero Baigorria -municipio de Santa Fe cercano a Rosario- ya inició conversaciones con el instituto mendocino para adquirir estos mosquitos. 


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Nicolás Retamar

Redactor. Docente y licenciado en Comunicación Social.