Guillermo Trotti, el arquitecto espacial más importante del mundo ya diseña las próximas bases lunares
Guillermo Trotti nació en Buenos Aires hace 74 años y vive en Estados Unidos desde que el ser humano llegó a la Luna. Comenzó a estudiar Arquitectura en Argentina casi como un mandato familiar, pero ver los primeros pasos de Neil Armstrong sobre el satélite natural lo marcó para siempre. Su mente, de repente, voló al espacio: un paisaje que abrazó como propio y dio sentido a su existencia en la Tierra. A lo largo de su trayectoria, Trotti diseñó módulos que fueron aplicados por la NASA y hoy es el arquitecto espacial mas importante del mundo. En diálogo exclusivo con la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ, cuenta sus investigaciones y el futuro de la exploración cósmica.
-Usted estudió Arquitectura. ¿Dónde se formó?
-Empecé en la Universidad de Buenos Aires, en Núñez, cuando se inauguró el edificio de Ciudad Universitaria. El ingreso lo hice en 1968 y después del primer año me vine a Estados Unidos, la carrera la continué en la Universidad de Houston.
–¿Y en qué momento se interesó por la arquitectural espacial?
-En el quinto año de mi carrera tuve que hacer una tesis y fue sobre una base lunar, en el año 73. Nadie quería que hiciera una tesis sobre ese tema, lo veían como una pérdida de tiempo. Mi padre era arquitecto y se preguntaba cuál era la utilidad de desarrollar una base lunar. De ahí empecé a buscar proyectos espaciales donde pudiese sumarme como arquitecto y comencé a participar en una iniciativa de la NASA. En aquel momento se pensaba que en los 90 íbamos a estar en la Luna.
–¿Para la NASA diseñó una base lunar?
-Sí, de hecho, ya se tenían algunas ideas de cómo construir en la Luna, cómo se usaría el basalto, cómo se podría minar la Luna para extraer una cantidad de cosas o producir oxígeno. Ese estudio terminó en el 74 y seguí en contacto con especialistas de la NASA. En paralelo, también trabajé en el diseño de la Estación Espacial.
–¿En cuánto tiempo la humanidad estará en condiciones de construir en la Luna?
–Estamos en ruta a la Luna. No cabe duda de que en los próximos cinco o diez años habrá gente ahí. Si no es de Estados Unidos será China, pero que a la Luna vamos, no cabe duda. Ya están en construcción vehículos para llevar a seres humanos.
–¿Y cuál es el plan? ¿Qué va a pasar una vez que puedan trasladarse hasta la Luna los seres humanos?
-Eso es lo que estudiamos en Arizona State University, donde trabajo y tengo el estudio de arquitectura espacial. Investigamos que pasará, cuál va a ser el grupo de astronautas, cuántos van a ser. La idea es volver a la Luna y empezar a minar el hielo que existe en el Polo Sur; donde se cree que hay hielo con agua. Estos cráteres nunca han visto el Sol, es decir, han estado en oscuridad por millones de años. La idea es poder tener oxígeno e hidrógeno que luego sirva como combustible para cohetes.
–Hace poco tiempo se encontró evidencia de túneles que podrían servir para futuras construcciones, ¿Cómo ve eso?
-Sí, son tubos de lava que forman cuevas. Ahí hay protección de las condiciones adversas como la radiación solar y las lluvias de meteoritos. Estudiamos cómo encontrar esas cuevas y cómo explorarlas para ver la manera de habitarlas.
-¿Por dónde arrancaría a construir una base lunar?
-Arrancaría con un módulo sobre el suelo y, a partir de allí, explorar. Esto se podría alcanzar con los trajes espaciales que desarrollamos. Pienso que, al principio, no vamos a entrar en las cuevas que ya existen porque no sabemos cuan profundas pueden ser, hay que explorar. La idea es hacer nuestras propias cuevas. Ambientes protegidos hechos por nosotros que nos permitan investigar e ir aún más allá. Para hacer todo eso, de cualquier manera, hay que tener un traje apropiado, por ejemplo.
-¿Usted también diseña esos trajes?
-Sí, eso fue algo que empezamos a estudiar junto a mi esposa Dava Newman hace ya más de diez años: el bodysuit. Necesitamos un traje que permita caminar y explorar el espacio sin perder agilidad. Nuestras investigaciones apuntan a algo del estilo “segunda piel” y que esté recorrido por líneas que no se extienden. Por ejemplo, si pensamos en una línea recta que va del hombro a la mano, con el movimiento se deforma. Pero si, en cambio, pensamos en líneas que envuelven el brazo, con el movimiento no van a cambiar de forma. Sobre estas líneas podríamos ubicar sensores para controlar la temperatura, por ejemplo. Por otra parte, hoy sabemos que no es necesaria la atmosfera secundaria que es lo que da el traje estilo globo que hay en la actualidad.
-El clásico traje de astronauta…
-Hicimos evaluaciones en el laboratorio con tela que presione contra la piel y que esté al vacío y esa segunda piel funciona. Incluso tenemos prototipos de partes del traje en piernas y brazos que evaluamos en cámaras de vacío. Lo que sigue es sumarle el casco y ver como establecemos el flujo de aire para que le permita respirar a la persona. El resultado sería un traje liviano, pero, claro, el estudio sigue. A veces va rápido y a veces más lento, todo depende de los fondos que podamos tener.
Una mujer en la NASA
Dava Newman fue subdirectora de la NASA. Enfocada en la ingeniería biomédica, actualmente estudia cómo se comporta el cuerpo humano en entornos sin gravedad. Obtuvo numerosos premios por sus investigaciones y, en el presente, dirige el Media Lab del MIT y es Profesora en el Programa Apollo.
–¿Alguna otra idea innovadora para compartir?
-El tema del arquitecto es que siempre tiene un proyecto grande. ¿Por qué no se adoptan esas ideas? A veces los costos son elevados o también se encuentran otras maneras de lograr algunos objetivos. Hay cantidad de cosas chiquitas que fueron muy divertidas. Tienen que ver, por ejemplo, con cómo dormir o comer en la estación espacial. El traje es muy innovador, todo el desarrollo es de Deva y yo participé en el diseño ergonómico, esto es, ver cómo un astronauta puede entrar a ese traje.