Fuegos artificiales: un espectáculo con más de dos mil años de historia

Aparecieron en China y entretienen por igual a jóvenes y adultos. Sin embargo, ¿cómo comenzó su uso y cuáles son los riesgos?

La pólvora permitió las explosiones y diversos elementos químicos los colores llamativos (imagen: stock.adobe.com).

Ya sea con ruidos estridentes o luces llamativas, los fuegos artificiales son protagonistas de los últimos días del año. Esta costumbre, a veces peligrosa, no es nueva. Desde la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ te contamos sobre esta tradición que comenzó en China y luego se extendió a occidente.

Todo comenzó en el siglo I a.C. Se cree que alguien arrojó al fuego un trozo de bambú y como los tallos de esta planta contienen en su interior bolsas de aire, al calentarse, se expandieron y explotaron. Como es sabido, las explosiones no quedaron en eso. Más adelante, en el siglo IX se inventó la pólvora y los primeros fuegos artificiales que se fabricaron no eran más que tallos de bambú rellenos con este material. Luego, los tallos se reemplazaron por tubos de papel.

En un principio, la historia dice que los fuegos artificiales se utilizaban para alejar malos espíritus. De hecho, recién en el siglo XII comenzarán a prenderse como entretenimiento en las cortes imperiales chinas.

Dos siglos después, la pirotecnia llegó a Europa. La pólvora, compuesta por carbón vegetal, azufre y nitrato de potasio, fue llevada a Occidente por los árabes que la usaban para atacar las ciudades amuralladas. Más adelante, los artistas italianos desarrollaron espectáculos teatrales bastante llamativos con pirotecnia aun rudimentaria.

Será cuestión de tiempo para que los fuegos artificiales se volvieran más notorios gracias a los avances de la química: el rojo y el verde brillantes aparecían en las explosiones debido al clorato de potasio, por ejemplo. Luego aparecieron los fuegos amarillos gracias al sodio, los azules gracias al cobre y los plateados debidos al aluminio. 

El uso de pirotecnia, sin embargo, no solo tuvo fines recreativos. Desde hace tiempo, hay fuegos artificiales en las embarcaciones, por caso, para avisar la posición en caso de emergencia. Incluso, a fines del siglo XIX, algunos buques balleneros utilizaron arpones propulsados por cohetes pirotécnicos.

Cuidados y leyes para limitar su uso

No hay que olvidar, de cualquier manera, que representan un riesgo si son utilizados sin cuidado. Más allá de las posibles quemaduras, el ruido excesivo produce efectos indeseables en mascotas y personas con trastorno del espectro autista o TEA. Además, también suponen un riesgo para el ambiente ya que su uso excesivo libera partículas contaminantes y dióxido de carbono a la atmósfera.

En este marco, diversas zonas del país legislaron al respecto. En Neuquén, la Ley 2.833 prohíbe en todo el territorio de la provincia la utilización, tenencia, acopio, exhibición, fabricación y expendio al público de pirotecnia. En Rio Negro, la prohibición alcanza solo a la pirotecnia audible y en Jujuy existen multas para aquellas personas que utilicen fuegos artificiales con sonidos elevados. En otras provincias, como Córdoba, cada municipio regula el uso como quiere.

Con una larga historia que lleva más de dos milenios, los fuegos artificiales y la pirotecnia entretienen y llaman la atención de jóvenes y adultos. Utilizarlos con cuidado es fundamental para pasar las fiestas sin problemas.


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Nadia Chiaramoni

Licenciada en biotecnología. Doctora con mención en ciencias básicas y aplicadas